Dades personals

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dijous, 12 de desembre del 2019

Vida y desgracia de Josico


Josico había coleccionado toda la vida. Sellos, monedas, sobres de azúcar (glucofilia le llamaban), dedales, calendarios… y últimamente empezó a comprarse juguetes. Empezó por figuras de Star Wars. Darth Vader, Luke, Yoda, Leia, incluso figuras más raras, de esas que solo aparecían en la película solo unos segundos pero podías comprar la figura. Durante un tiempo tubo obsesión por Boba Fet. Figura que salía, figura que compraba. Era un no parar. También estaban las de Marvel, casi infinitas. Tenía las estanterías llenas cuando descubrió las figuras relacionadas con Tim Burton, Pesadilla Antes de Navidad, la Novia Cadáver,… todas le parecían increíbles. Luego llegaron las de Disney, la lista era interminable. Después las relacionadas con El señor de los anillos y poco después las que representaban figuras de series de televisión.
Ya no tenía espacio en sus paredes. Las vitrinas que había comprado en Ikea no eran suficientes para la cantidad que acumulaba. Empezó a escribir en foros de internet, a relacionarse con otros coleccionistas, a hablar de lo que le faltaba y lo que tenía repetido, a hablar de la posibilidad de montar una exposición, incluso un museo. El museo Josito. Empezó a hablar con los representantes del ayuntamiento de su pueblo para ver si había algún espacio público que el pudiera usar para exhibir su inmensa colección. Estaba exultante, ninguna de las otras colecciones que había hecho le había proporcionado tanta satisfacción. Empezaba a tener un nombre dentro de la comunidad de coleccionistas. Muchos le llamaban para pedirle consejo, para preguntarle que figura era mejor comprar, cuales estaban descatalogadas, cuales eran más difíciles de encontrar. Se había convertido en una estrella del coleccionismo.
Pero de pronto su vida personal se desmoronó.  Los recortes provocados por la crisis hicieron que la fábrica en la que trabajaba hiciera recorte de plantilla y, aunque él era de los más antiguos, acabo despedido.
El mismo día que llegaba a casa con la noticia, su mujer le esperaba con otra noticia peor. Había conocido a alguien en Badoo y le abandonaba. En un plis plas su vida se fue a la mierda.
El paro se fue acabando y seguía sin encontrar trabajo. Los ahorros empezaban a acabarse, de manera que la única solución pasaba por venderse la colección de figuras para poder seguir pagado el alquiler.
Su primera opción fue venderlo todo en portales de internet como Todocoleccion o Ebay, pero eso ocuparía mucho tiempo y él necesitaba dinero rápido. Sabía que su colección valía mucho dinero, el que se había gastado y el precio de mercado que había ido subiendo. Preguntó en varias tiendas de coleccionismo de juguetes vintage que había en unas galerías comerciales de su ciudad, y en todas la respuesta era la misma: su colección no valía nada, apenas un euro por pieza. No podía creer lo que pasaba, con el dinero que se había gastado, y ahora le decían esto. No les hizo caso y saco toda su colección completa a la venta en internet, y la respuesta era la misma, ninguna oferta. Llamó a todos sus amigos coleccionistas y todos le dieron la espalda, nadie quería comprarle nada, ni si quiera a mitad de precio.
No lo podía entender. Aunque la respuesta era más sencilla de lo que él creía. Nadie quería sus Funko Pop de mierda.

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