Dades personals

No te creas nada de lo que leas, y mucho menos de lo que no leas aquí.

dijous, 2 d’abril del 2020

Into the Wild (2007)


Los que me conocéis sabéis que, a veces, me obsesiono un poco con cualquier cosa.
Hace un mes volví a ver la película El Planeta de los Simios. Seguidamente no pude evitar ver las cuatro secuelas e incluso la serie de televisión. Encontré errores entre ellas y a la mínima que alguien me preguntaba, le sacaba el tema. Como (casi) todo en mi vida, pasó rápido, en poco tiempo no me acordaré de que iba la tercera película, ni de que es incongruente que en la primera imagen de la serie salga un niño con un perro, si en las películas nos habían explicado que su extinción fue lo que causó el desarrollo de los simios…
Estos días de encierro no me están sentando bien. Llevo más de veinte películas vistas. De todo tipo, antiguas, nuevas, de las que ya había visto pero quería volver a ver y de las que en su momento se me pasaron y no encontraba tiempo para verlas.
He visto auténticos truños y verdaderas obras de arte. Revisitar a maestros como Hitchcock nunca viene mal. Había una de Stanley Kubrik que no había visto y ahora ha sido el momento. He visto muchas de las que hace dos días estaban en los cines, pero gracias a la pandemia ya están disponibles online.
El otro día vi “Into the Wild”, llamada aquí Hacia Rutas Salvajes. Es una película de 2007 dirigida por Sean Penn, con Emile Hirsch de actor principal. Reconozco que cuando acabe de verla tenía sentimientos contradictorios. Como película me gustó mucho, la dirección de Penn es buena y técnicamente es una maravilla, aunque el verdadero trabajo lo hacen los paisajes de Estados Unidos. La música, con canciones de Eddie Vedder, es sublime.
(ATENCION SPOILERS A PARTIR DE AQUÍ)
Está basada en la historia real de Christopher MacCandles que, recién licenciado de la universidad decide irse a vivir como un mendigo. Te lo cuentan como si escogiera la naturaleza por encima de sociedad, y es cierto que durante toda la historia va diciendo que quiere irse a Alaska a vivir en soledad. Pero vemos como vive como un auténtico homeless. Al principio dona todo su dinero (más de 24000 dólares) a la caridad, pero en algunos momentos de la película lo vemos trabajando en un Burguer King. Lo que quiero decir es que en el fondo el personaje es un gilipollas. Deja a su familia sin decirles a donde va, con la excusa de que en casa había violencia doméstica por parte de su padre. Yo me pregunto qué pasa entonces con su madre y su hermana. Las abandona igual.
Finalmente llega a Alaska. Según la película, encuentra en medio de la nada un autobús vacío y vive en él durante cuatro meses. Cuando decide volver, el rio que cruzó andando ahora ha crecido y el paso es imposible, por lo que vuelve al autobús. Allí, ante la imposibilidad de cazar, empieza a comer hierbas silvestres. Se come unas venenosas y se muere.
Esta historia ha creado el mito de Alexander Supertramp, que así es como se hacía llamar Christopher McCandles. El hombre por encima de la naturaleza, la sociedad humana que empobrece al hombre… y yo digo ¡gilipolleces!.
Él se muere porque no estaba preparado, no le vence la naturaleza, le vence su estupidez. Resulta que el autobús está a unos 60 quilómetros de un pueblo. Además, si tanto quería estar en la naturaleza, ¿porque duerme en un autobús, y no en una cueva o una cabaña?
A raíz de esta historia  se ha creado el mito del “Magic Bus”, que era como él llamaba a “su” autobús. Ahora, la gente visita el bus como si fuera Lourdes. En Youtube puedes encontrar montones de gente que han ido y dormido allí. Algunos incluso llegan en coche, otros alquilan un helicóptero… Varios se han muerto intentándolo. Lo que hace que los habitantes de la zona este hartos de los turistas del mito.
Lo último que dejó escrito fue “Happiness is only real when shared”, la felicidad solo es real cuando se comparte.
Epilogo.
Como curiosidad mirad lo que se puede ver en varios vídeos colgados en youtube en el último año:


Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada