John Smith vivía en un pueblecito del estado Oregón llamado Boring. Trabajaba
en la gasolinera Shell que había a la entrada del pueblo.
Su mujer no salía nunca de casa, era él el encargado de hacer las compras para
toda la familia.
Su gran pasión era la pesca. Todo el
año esperaba que empezara la temporada de pesca para poder ir todo un fin de
semana a pescar con su amigo Mike. Su lugar preferido para pescar era el Lost
Lake, muy cerca del Mont Hood. Allí acampaban en la naturaleza y pescaban todo
lo que podían.
El lunes 16 de marzo John empezaba sus
vacaciones y salía junto a Mike a y su perra Trish, una espléndida perra
labrador, en dirección a su lago preferido. Este año iba a ser diferente, ya
que por fin podía estrenar su nueva y flamante camioneta, una Chevrolet
Silverado HD con motor V8 Duramax Turbo-Diesel con 1.233 Nm.
A las 4 de la tarde llegaban a su
destino. Buscaron un buen sitio para acampar, hicieron un buen fuego y se
dispusieron a pasar la primera noche en la naturaleza. Dieron buena cuenta de
las cervezas Coors que habían comprado en Boring y se fueron a dormir pronto.
Por la mañana fueron al lago a investigar y encontrar el sitio ideal para poner
sus cañas, cuando se dieron cuenta que el lago estaba completamente congelado.
Eso no iba a impedir que disfrutaran de su pasión, por lo que cogieron la
camioneta y, conduciendo, entraron a la superficie helada del lago. Aparcaron
sobre el lago y se dispusieron a hacer un agujero para poder pescar con sus
cañas último modelo.
A las tres horas se dieron cuenta que
no iban a pescar nada. No había picado ningún pez y se estaban empezando a
desesperar. Fue en ese momento cuando a John se le ocurrió una maravillosa
idea. Fue a la camioneta y trajo algo que tenía dentro de una caja metálica.
- Mira Mike, con esto vamos a pescar
todos los peces del lago.
- Pero ¿qué demonios es eso?
- Dinamita, la voy a lanzar todo lo
lejos que pueda, la explosión romperá el hielo y matará y aturdirá a una gran
cantidad de peces, solo tendremos que ir con la red y recogerlos.
- No se John, yo no lo veo muy seguro.
- No te preocupes, ya lo he hecho otras
veces -mintió John.
Los dos se alejaron unos 50 metros de
la camioneta y se dispusieron al lanzamiento. Mike le encendió la mecha a la
barra de dinamita que John tenía en su mano. John se dispuso a lanzar la
dinamita lo más lejos que podía.
No fue hasta que la dinamita había
salido disparada cuando John se acordó de Trish. La obediente perra salió
disparada en dirección a lo que su amo había lanzado. Era su juego preferido,
seguro que cuando entregara el palo a John, este le daría una recompensa...
John hizo un gran lanzamiento, pero
justo al momento que la dinamita contactaba con el hielo, Trish llegaba a su
altura, la recogía con la boca y se disponía a entregársela a su amo.
Mike y John miraron la escena
horrorizados. No tuvieron mucho tiempo para pensar, por lo que de manera
instantánea John cogió la escopeta de caza que llevaba colgada al hombro y
disparó a su fiel Trish. El impacto le dio de lleno en lado izquierdo. Pero las
balas que llevaba la escopeta de John no eran de caza mayor, eran para cazar
pequeños animales, por lo que no mataron instantáneamente a Trish. Únicamente
la hirieron. Y en ese momento Trish hizo lo único que podía hacer, esconderse.
Y ¿dónde podía esconderse?, efectivamente, debajo de la camioneta Chevrolet
Silverado.
La explosión se oyó por todo el lago.
Trish reventó en pedazos. La camioneta aguantó el fuerte impacto, pero el hielo
se rompió, y la Chevrolet acabó en el fondo del lago.
John y Mike pasaron varios días decidiendo
si llamaban a alguien para que viniera a buscarlos. Al final el hambre pudo con
la vergüenza y llamaron a la policía local y les explicaron lo que les había sucedido.
Dicen por Oregón que aún se oyen las risas del agente de
seguros al que le reclamaron que le pagaran la camioneta.
Muy bueno.
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