Dades personals

No te creas nada de lo que leas, y mucho menos de lo que no leas aquí.

dissabte, 26 de desembre del 2020

A lo mejor no soy tan listo como siempre he pensado.

 


A lo mejor no soy tan listo como siempre he pensado. He vivido en el extranjero, he tenido empresas, he tenido más de 40 empleados en nómina, he ganado contratos públicos en el ayuntamiento, he solicitado, y me han concedido, subvenciones de bastante dinero, he escrito 2 libros,

 

he  vendido por 200 euros cosas que había comprado por menos de 10 euros…

No voy a quejarme de mi situación laboral, ni de mi situación emocional, no se  trata de eso.

Sencillamente me pasan cosas que creía que nunca me pasarían. Pensaba que mi capacidad intelectual estaba claramente demostrada, pero no. Hago cosas que no había hecho nunca, o eso creía yo.

Cosas que me han pasado:

Un día en el nuevo trabajo me dieron un móvil nuevo. Al día siguiente se me cayó y lo pisó un autobús. Se murió.

Un día un amigo me dejó su coche. Al poco rato se me paró en medio de la autopista. No tenía aceite. Ha tenido que cambiar el motor.

Un día uno me vio subido al triciclo (con el que reparto paquetes, no es el de saw) y me ha preguntado:

-¿regalas algo?

-no, ¿y tú me regalas algo a mi? -le he preguntado yo.

-si, ven que te voy a regalar algo.

Entonces yo me he bajado, he abierto la puerta de cajón de carga, he cogido el gato, he ido hacia el tío y le he reventado la cabeza.

Es mentira, me he ido con el triciclo sin mirar atrás.

Hoy un hombre me tenía que pagar un paquete. No le habían avisado y no tenía el dinero preparado. Ha llamado a su mujer y me ha dicho que tardaría un rato. Yo le he preguntado, ¿cuánto rato? Me ha repetido que un “rato”, yo le he dicho que si era mucho rato me “jodia” la ruta, (era el primer paquete del día). Se me ha puesto a gritar que él no jodia a nadie, que estaba solucionando el problema, que él había sido repartidor… yo le he dicho que no me podía esperar, entonces me ha cerrado la puerta. Supongo que mañana me saldrá de nuevo el paquete y tendré que entregárselo.

La semana pasada me equivoqué 3 veces rellenando un formulario. Tres putas veces. Como yo no podía borrarlo he tenido que llamar a mi “superior” para que me ayude a hacerlo de nuevo. Ha debido pensar que soy retrasado.

Cuando circulo con mi triciclo por El Prat, hay tres tipos de personas que me increpan. Los abuelos que me inspeccionan, algunos me hacen fotos y me preguntan sobre la máquina. Estos no me molestan nada.

Los adolescentes que me animan como si estuviera corriendo el tour de Francia. Estos me sacan de quicio, pero los entiendo, como adolescentes es algo que yo también haría.

Y los peores son los que están en bares (terrazas o directamente en la puerta) bebiendo cerveza a cualquier hora del día y te gritan:

-¿Eso no lleva gasolina no?

- ¿Pero qué mierda es eso?

-¿A dónde vas tan rápido?

Todo dicho a gritos con la bebida en la mano…

 

 

A lo mejor no soy tan listo como siempre he pensado.

diumenge, 18 d’octubre del 2020

Este Lugar es Mágico

 

 


Manel Carbajal conectó el aire acondicionado de la tienda. Ésta estaba situada en la calle Amargós de Barcelona. Era una calle muy estrecha situada en el barrio gótico que hacía que la tienda pareciera más siniestra. Las miles de figuras, coches, juegos de mesa, discos y libros que se acumulaban en las estanterías, hacían juego con la oscuridad de la calle. Era septiembre y el calor era insoportable. Los turistas llenaban la ciudad de Barcelona y él no podía dejar pasar la oportunidad de hacer alguna venta. El negocio no acababa de funcionar. Llevaba veinte meses abierto y los números no salían. La venta de objetos de coleccionismo, sobretodo juguetes antiguos, no tenía la salida que él pensaba que iba a tener. Llevaba más de quince años vendiendo por mercadillos y pensaba que si tenía un local en el centro de Barcelona, podría llegar a tener una cartera de clientes fieles que, junto con los turistas que inundaban la zona, hiciera que pudiera vivir de lo que hasta ese momento era su hobbie.

                Encendió todas las luces de las vitrinas, dejo su mochila de Mazinger Z colgada en el armario que había detrás del mostrador, y se dispuso a ordenar la vitrina de los cochecitos Dinky Toys. Llevaba más de dos semanas queriendo cambiarlos de sitio. La compra que había hecho el día anterior, había supuesto que por fin se decidiera a ordenarlos. Había comprado en el mercado de anticuarios de la plaza de la Catedral un camión Dinky Toys azul con publicidad de Ever Ready. Llevaba su caja y estaba en un estado impecable. Había pagado 50 euros y esperaba sacar unos 120.

Limpió el polvo y movió con cariño los coches, camiones y vehículos varios, dejando la vitrina totalmente ordenada. Hizo unas cuantas fotos con su Nikon D3000. Se sentó en el taburete de ikea que tenía detrás del mostrador y se dispuso a colgar las fotos en su cuenta de Instagram y su cuenta de Facebook. Si no se vendía rápidamente, subiría el camión Ever Ready a su página de Ebay, pero primero prefería intentar venderlo en la tienda.

Una vez subidas las fotos, se quedó en silencio. El aire acondicionado empezaba a hacer efecto, y la pequeña tienda empezaba a tener un clima más que agradable. Por su cabeza empezaba a rondar la idea de que el sueño se había acabado. Iba a tener que cerrar la tienda. Tendría que empezar a buscar trabajo. No creía que pudiera volver a vender en mercadillos. Su paciencia se había acabado. Estaba con esos pensamientos cuando la puerta de la tienda se abrió y entró un cliente. Eran un hombre alto, muy alto, vestido con una camisa negra y unos pantalones de bolsillos del Decathlon. Estuvo un rato mirando por las diferentes estanterías que estaban llenas de objetos. Finalmente se dirigió a Manel.

-          Hola, ¿tienes figuras de Masters del Universo?

-          Hola, Bon Dia, en estos momento no tengo nada, lo siento. ¿Busca alguna figura en concreto?

-          No, cualquiera, estoy empezando a recuperar los que tuve de pequeño.

-          Pues ahora no tengo ninguno.

-          Gracias, ya iré pasando.

-          Cuando quieras.

Se dirigió hacia la salida, y cuando ya había abierto la puerta, se volvió a dirigir a Manel.

-          ¿Sabe que mi familia tenía una tienda en este mismo local en los años sesenta?

-          ¿En este mismo local?

-          Si, era una mercería.

-          Pues no sabía nada, no conozco a los dueños.

-          A mi familia se la quitó La Caixa, hace ya más de 30 años.

-          Los bancos, siempre haciendo amigos.

-          Este lugar es mágico. Un placer saludarle.

-          Hasta pronto.

Manel se quedó en silencio pensando lo que este misterioso personaje he había dicho. El lugar es mágico…

Un mensaje en su móvil le sacó del trance. Un cliente le preguntaba si tenía algún Madelman original de caja roja.

-          Ya me gustaría a mí. –se dijo a sí mismo-

El resto del día transcurrió como otro día normal. Cerró al mediodía para ir a comer y volvió a la tienda a las cinco de la tarde. Esa tarde no entró nadie en la tienda. Manel cada vez tenía más claro que esto era el final.

                Al día siguiente Manel llegó a la tienda a las nueve de la mañana, una hora antes de abrir. Conectó el aire acondicionado y se dispuso a buscar en el almacén una caja en la que él creía recordar había una figuras de Star Wars de las primeras que sacó Kenner. No tenía claro donde, pero sabía que estaban en una caja en el almacén. Entró en la pequeña estancia que había al fondo de la tienda. Fue dejando las cajas llenas de objetos en la superficie de la tienda hasta que llegó a la pared del fondo del almacén. No encontró la caja de figuras, pero se dio cuenta que en la pared había algo pintado. Despejó totalmente la pared, pero la escasa luz no le permitía ver qué había pintado. Fue al mostrador a buscar una  linterna. Iluminó la estancia. Él no recordaba que estuviera esa pintura cuando alquiló el local. En la pared se podía ver un dibujo de una carpa de circo rodeada con las siguientes palabras: “Este lugar es mágico”.

Sacó el teléfono de su bolsillo y se puso a hacer fotos. ¿Qué quería decir esa frase que le había dicho el misterioso cliente el día anterior y ahora podía leer en la pared de su tienda?

Se sentó en su taburete, pasó las fotos al ordenador y se dispuso a inspeccionar la pintura. No sacó nada en claro. Buscó en Google, pero no encontró nada relacionado, las referencias eran demasiado vagas, poco concretas.

Se acercó a la pintura. Pasó la mano por encima y notó que cedía hacia dentro. No estaba pintada sobre la pared, estaba pintada sobre un papel. Parecía que detrás del papel no había pared. Hizo un corte de arriba abajo y el papel se abrió como una cortina. La imagen que le vino a la cabeza era la de Andy Dufresne entrando en el túnel que había construido para salir de la prisión en la película Cadena Perpetua, aunque aquí no estaba Rita Hayworth.

El túnel era muy oscuro. Utilizó la linterna, pero no se podía ver el final. Poco a poco se fue introduciendo en él. Llevaba casi veinte metros cuando empezó a ver una luz al final del túnel.

Cuando llegó al final se dejó caer al suelo. Estaba exhausto. Había andado con la espalda encorvada hacia delante durante demasiado tiempo. Esperó unos segundos a que sus ojos se acostumbraran a la luz y empezó a inspeccionar el lugar al que había llegado. Era una estancia llena de estanterías que estaban llenas de cajas de colores. Toda la estancia le parecía muy familiar. Parecía que ya había estado allí. No era un déjà vú. Al entrar en la estancia más grande se dio cuenta que estaba en su tienda. Pero todo era diferente. Era su tienda, pero habían desaparecido los juguetes, los discos, los comics… todo. Ahora en su lugar había muebles con cajoncitos. Había un mostrador, pero claramente no era el suyo. La caja registradora era un aparato enorme, parecía muy antigua, aunque su estado de conservación era perfecto. Las luces estaban apagadas, todo lo que podía ver era gracias a la poca luz que entraba desde la puerta que daba a la calle. Intentó abrir, pero estaba cerrada con llave. Se echó la mano al bolsillo, saco su llave y la introdujo en el cerrojo. Abrió con un suave movimiento. Salió a la calle.

La calle Amargós estaba totalmente vacía. Se dirigió hacia la calle Comptal. Todo era muy familiar, pera era completamente diferente. Cuando estaba a punto de llegar al cruce, un enorme ruido le llamó la atención. Era un SEAT 1500 taxi de Barcelona que pasaba por la calle Comptal. La calle había dejado de ser peatonal. La calzada lo ocupaba casi todo, apenas había dos palmos de acera en cada lado. Fue entonces cuando empezó a ver gente. Curiosamente todos iban vestidos como si fuera una película de época. Muchos hombres llevaban corbata, otros muchos incluso llevaban sombrero. No reconoció ninguno de los comercios de la calle, los de venta de objetos para el turismo habían desaparecido. Caminó hasta la calle Portal del Àngel observando minuciosamente todos los detalles.

Estaba completamente alucinado. Algo misterioso había pasado y no eran imaginaciones suyas. Necesitaba preguntarle a alguien si sabía que es lo que había pasado, pero no quería llamar la atención, por lo que se dirigió al kiosco que había en la calle portal del Àngel. Se acercó y cogió un de los periódicos que había allí expuestos. Rápidamente miró la fecha. Lunes 14 de septiembre de 1969.

Un escalofrió recorrió su espalda. Había viajado en el tiempo.

Quiso comprar el periódico, pero al ir a pagar se dio cuenta  que los euros que llevaba en el bolsillo no le iban a servir de nada. Dejó el periódico en su sitio y le pregunto la hora al vendedor, que ya empezaba a mirarlo con cara de desconfianza.

-          las 10 y cuarto.

                Tenía que volver a su tienda, esto no podía estar pasando… corrió hasta la calle Amargós como si el diablo le persiguiera.

                Al llegar a su tienda, vio que ya había abierto. Mercería Bergaz. Era el rótulo que había en lugar del que antes ocupaba el nombre de su tienda.

Empujó el pomo de la puerta y entró. Una señora de más de noventa años estaba sentada detrás del mostrador. Ni siquiera levantó la mirada. Parecía que no se había dado cuenta de su existencia. Manel entró en el almacén y se introdujo en el túnel. A los pocos minutos llegó de regreso a su tienda. Fue directamente al su mostrador y comprobó en su móvil la fecha y la hora. 14 de septiembre de 2019, las 10:20 de la mañana.

                Había encontrado un túnel que recorría 50 años en el tiempo.

No podía creérselo, pero era verdad, no lo había soñado. Cerró la tienda y se fue corriendo a su casa. Pasó la tarde navegando por Internet, buscando en la hemeroteca de La Vanguardia y de El Mundo Deportivo. Buscando una información que le pudiera ser útil cuando volviera, porque estaba seguro que iba a volver.

Ese lunes, en 1969, el Mundo Deportivo informaba que Ángel Nieto había ganado su primer título de campeón del mundo de moto ciclismo, el Barça había empatado a 3 en el campo del Madrid y el Español estaba en segunda y había 15 acertantes de la quiniela que ganarían 1.595.673 pesetas. La España franquista no daba para mucho más, pero esa información era más que suficiente para hacer realidad sus planes.

El martes por la mañana, antes de ir a la tienda, pasó por la Numismática Monge en la calle Boters y compro 4 billetes de 1000 pesetas con la imagen de San Isidoro de 1965 y 10 billetes de 100 pesetas con la cara de Gustavo Adolfo Becker de 1964. Se gastó algo más de 60 euros. No sabía muy bien que iba a hacer, pero tenía claro que iba a investigar la Barcelona de 1969.

Entró en la tienda, cerró por dentro y se dirigió al fondo de su almacén. Entró por el túnel. En la tienda no había nadie. Salió a la calle. Sin que nadie le mirara sacó del bolsillo su teléfono móvil. No había satélites a los que conectarse, por lo que, tal y como pensaba, el móvil no pudo decirle, ni la hora, ni el día en el que estaba. Caminó hasta el kiosco de Portal del Ángel y compró La Vanguardia. Cuando fue a pagar el periódico  con un billete de cien pesetas, cuando el periódico valía solo cuatro pesetas, el quiosquero le fulminó con su mirada. Era quince de septiembre de 1969. El portal temporal se movía en cincuenta años, cuando pasaba un día en la actualidad, pasaba un día el pasado.

Paseó por el centro de Barcelona observándolo todo como un niño en la cabalgata de reyes. Desayunó un bocadillo de jamón y una cerveza en el Restaurante Nuria de la Rambla. Era la primera vez que entraba, al no haber turistas la sensación era muy extraña. De fondo sonaba la radio con voces que hablaban sin que nadie les hiciera caso. Pagó su consumición en la barra y le pidió al camarero que le diera un boleto de la Quiniela. Sacó de su bolsillo los resultados que había sacado de la Vanguardia de la semana siguiente y rellenó únicamente una columna. Zaragoza-Pontevedra 1, Celta –Sabadell X, Elche – Real Madrid 2… rellenó todas las casillas preocupándose de poner un 2 en el Barcelona- Coruña. Sabía que iba a ganar el Barcelona, pero no quería ganar una de 14, no podría cobrar tanto dinero sin presentar el carnet de Identidad. Con una de 13 resultados sacaría suficiente dinero para gastar a lo grande en sus incursiones en el pasado.

Llegó a la Plaza Cataluña y se quedó embobado con la fachada de El Corte Ingles. Entró y se dirigió al departamento de juguetes que estaba en la segunda planta. Nunca se hubiera imaginado lo que iba encontrar ahí. Coches de juguete de la marca Rico y Jyesa, circuitos de scalextric, muñecas,.. Todo lo que él siempre había soñado con poder vender en su tienda. Estuvo deambulando por toda la planta, hasta que vió lo que había estado buscando. Detrás de un mostrador había una vitrina donde tenían unos cochecitos de unos 10 centímetros guardados en sus cajitas amarillas. Una dependienta se le acercó.

-¿puedo ayudarte?

- me gustaría llevarme unos de estos.

- tienes muy buen gusto. Estos Dinky Toys están fabricados en Barcelona por la casa Poch, son iguales que los franceses, pero con alguna otra diferencia. ¿Los quiere para regalo?

- no, son para mí.

- oh, ¿eres coleccionista?

- algo así.

- ¿qué modelos te interesan?

- ensáñame el Fiat 850 y el Citroën 2 Caballos.

La dependienta le pasó de la vitrina los dos modelos y se los dejó encima del mostrador. Manel los observó con detención, verificando que las cajas llevaran el logo de Poch.

-¿cuánto valen?

                - 750 pesetas cada uno. Son caros, pero es que se han fabricado muy poscas unidades.

                - me voy a llevar 2 unidades de cada modelo.

                -perfecto.

                -¿te quedan más?

-si, creo que hay unos 10 unidades de cada modelo.

-entonces volveré

-perfecto, si vuelves pregunta por mí, por favor.

-Vale.

-más que nada porque vamos a comisión y últimamente no me están saliendo los números.

 -ah!, entendido.

Manel cogió la bolsa que la chica le ofrecía después de pagar las 3000 pesetas, y cuando ya se estaba alejado ella le dijo,

-me llamo Patricia.

-yo Manel…

Manel estaba algo desconcertado. Estaba ligando con alguien que podía ser su abuela. Tenía que tener cuidado con lo que hacía, no podía cambiar el futuro. Cualquier acción en 1969 iba a repercutir en 2019. Aunque, si lo pensaba bien, el hecho que él llegara al pasado ya había ocurrido, por lo que el futuro no iba a cambiar nada.

Estaba con estos pensamientos, cuando de repente vió los Madelman. Tenían pocos modelos, pero había algunos que él solo había visto en el catálogo. Buscó a Patricia y compró el Mecánico Estación de Servicio y el Hombre Rana. Solo tenía dinero para estos dos, costaban 695 pesetas cada uno.

Con las bolsas colgadas en el brazo salió disparado con la intención de volver a su tienda. Caminó por la calle Portal del Angel. Y justo antes de llegar a la plaza de la catedral se acordó que por ahí había una juguetería que, posiblemente, estaría abierta en esa época. El Palacio De Juguete estaba en la calle dels Arcs, era una juguetería de las de toda la vida. Si en el Corte Ingles Manel había alucinado, en esta estuvo a punto de desmayarse. Nancys, Madelman, scalextric, trenes, peluches, el sueño de cualquier coleccionista. Decidió no preguntar precios y volver otro día con más tiempo, y con mucho más dinero…

Llegó a su tienda y, nuevamente, estaba la señora detrás del mostrador. La ignoró y entró en el túnel.

Pasó toda la mañana haciendo fotos a sus nuevas adquisiciones y poniendo a subasta los coches en la plataforma Ebay y los Madelman en Todocoleccion.

A las pocas horas tenían un montón de seguidores y unas veinte pujas cada uno. Se iban a vender bien e iban a solucionar los problemas económicos de la tienda, los lo menos los de ese mes.

Estuvo toda la tarde navegando por internet, buscando información sobre 1969. Hizo planes para saber las cosas que se podían hacer en ese año. Descartó ir a Los Angeles a ver en directo a The Doors en el Whisky a GoGo, por lo complicado que iba a ser hacer un viaje tan largo. Decidió que cuando consiguiera más dinero tenía que conseguir una documentación para poder instalarse en 1969 como un ciudadano normal. Necesitaba un nombre falso, para poder abrir cuantas en el banco sin despertar sospechas. Tenía que comprar el local para que nunca la Caixa pudiera quitárselo a los antiguos propietarios. Iba a ser difícil negociar con la anciana de la mercería, sobre todo si sospechaba que él entraba y salía del fondo de su tienda. Había demasiados cabos sueltos, demasiadas cosas en las que pensar antes de actuar.

Al día siguiente compró más billetes de 1000 pesetas, pero no pudo pasar por el túnel. No paro de entrar gente en la tienda atraídos por los Madelmans y los Dinky que había colocado en el escaparate. Le empezaron a llegar ofertas, la mayoría irrisorias. Iba a sacar más de 2000 euros por cada pieza, no pensaba en otra cosa.

El sábado a media tarde se vistió lo más elegante que pudo y cruzó el túnel. Una vez en el exterior se dirigió a la parada de taxis más cercana. Se subió en un Citroën DS 19. Su destino Muntaner 505.

El lunes a primera hora, cerró la tienda por dentro y se introdujo en el túnel. Fue directo al bar Nuria a preguntar dónde podía cobrar la quiniela de trece aciertos que tenía. Le dijeron que en cualquier banco podría hacerlo. Entró en una oficina del Banco de Santander en la Via Layetana y cobró las treinta mil pesetas que le habían tocado.

Se fue directo a El Palacio del Juguete. Compró varias Nancy conjunto Presentación, un SEAT 1400C  de Rico de color Verde y un Pegaso Z102 de Rico. Cuando llegó a los Madelman, su sorpresa fue mayúscula. Resulta que tenían unos cuantos Madelman de caja roja de la temporada anterior que no se habían vendido. También tenían 5 Madelman Astronauta de caja azul. Cogió todo lo que había comprado y volvió a su tienda.

  Iba a ganar mucho dinero,  pero su mente no estaba en eso. Esa noche iba a volver. Patricia no se imaginaba que esa noche le iba a cortar la cabeza. Sus nuevos asesinatos iban a ser épicos.

 

 

dilluns, 5 d’octubre del 2020

Marea Cinefila

 


Iba a necesitar alguien que le cambiara el parquet. Ya había alcanzado el límite de lo que podía aguantar. Todo el comedor y parte del pasillo se había convertido en una montaña rusa. La madera se estaba levantando de manera que ya era peligroso caminar sobre ella. No sabía a quien llamar, por lo que escribió una entrada en Facebook solicitando Consejo.

“Necesito alguien que me arregle (o cambie) el parquet de casa. Alguien barato. Vivo en las casas de la seda de El Prat de Llobregat”

Pilar tenía 42 años. Vivía sola en una casa que había heredado de su padre como antiguo trabajador de la fábrica La Seda de El Prat de Llobregat. Muchos inversionistas le habían hecho ofertas para que vendiera su casa. Habría tenido dinero suficiente para comprarse un piso donde hubiera querido. Pero ella estaba enamorada de su casa. La compartía con su perro Blacky. Había Estado casada, pero no tuvo hijos y su matrimonio dejo de funcionar a los 10 años. Se había quedado sola, aunque era como realmente ella quería estar. Conocía  a gente a través de la red, pero no quería líos con nadie. Trabajaba en una de las tiendas que Disney tenía en Barcelona. Era la encargada y eso era algo que le apasionaba. Tenía a su mando a toda la plantilla de trabajadores.  Era una buena jefa, todos la adoraban, o eso se pensaba ella. Durante el curso de prácticas que había hecho en Nueva York, había conocido a Peter, con el que había tenido una “historia”. De vez en cuando él la visitaba. Era visitas muy esporádicas. El estaba casado, vivía en New Jersey, y viajaba a Europa un par de veces al año.

Así era como a Pilar le gustaba vivir. Se consideraba una mujer libre,  feminista y empoderada. Su vida solo requería de unos momentos compartidos con sus amigos, ya fuera en forma de viajes o en cenas interminables en la terraza de su casa.

Pronto iba a llegar octubre. Su mes preferido. Ya tenía un apartamento alquilado en Sitges, donde iba a disfrutar nuevamente de su festival de cine preferido. Iba ver unas 30 o 40 películas. Varios de sus amigos iban a estar con ella compartiendo sus vacaciones de otoño. Pero antes tenía que arreglar el parquet.

Era lunes 24 de agosto y volvía de trabajar a las cuatro de la tarde. Aparcó su Mini en el único espacio que había en la calle Carles Stulemeijer. Al ir a entrar a su casa se encontró con dos hombres vestidos con mono de trabajo azul.

-hola, ¿eres Pilar? Venimos a ver el parquet.

-Hola, si soy yo. Pasar, es aquí mismo.

Entraron los tres en la casa de Pilar. Ella les llevó al comedor.

-aquí es donde tengo el problema.

-uff! Tiene que tener un escape de agua. Estos desperfectos solo salen si hay mucha humedad.

-En principio aquí no pasa ninguna tubería.

-eso solo lo sabremos cuando levantemos el suelo. Repararemos la avería e instalaremos un parquet nuevo. ¿Quiere que le Cambiemos toda la casa o solo el comedor y el pasillo?

-mejor toda la casa. Bueno, solo el piso de abajo.

- perfecto, déjenos medir la superficie y esta misma tarde le enviaremos el presupuesto.

- ¿cuándo vendrán a hacerlo?

- cuando nos diga el jefe, pero usted puede pedir que vengamos los días que necesite.

- en octubre estaré unos días fuera.

- dígaselo a mi jefe, seguro que lo podremos cuadrar.

-¿se encargarán ustedes de mover todos los muebles?

- eso déjalo a nosotros, no hay ningún problema.

-vale, muchas gracias.

Habían pasado cuatro días de festival y Pilar ya había visto unas 10 películas, por lo que ese martes se presentaba tranquilo. Solo tenía entradas para ver una película. Iba a ir a las 8 de la tarde a ver Dragged Across Concrete junto con su amiga María. Después les apetecía ir a bailar un rato. Estaban en la cola de Meliá esperando que abrieran las puertas de la sala. Era todo un ritual. Esperar, correr, sentarse donde pudieran, cambiarse de sitio después que los voluntarios del festival se retiraran y aplaudir, aplaudir todo, el gorila chafando aviones, los créditos de la película, la primera vez que salga en la pantalla Mel Gipson…

Antes de entrar a la sala se dio cuenta que había un tipo que la miraba fijamente. No le molestó su aptitud, pero como a ella la cara de él le sonaba, se quedó intrigada de quien podía ser y que quería de ella.

Al entrar en la Sala lo perdió de vista.

Al finalizar la película salió tranquilamente charlando con María de que le hubiera gustado ver el atraco al banco del que hablan en la película, ya que aunque duraba más de tres horas, no se había visto casi nada de él. Cuando estaban bajando la escalera, después de haber votado por la película, vio a su admirador secreto. Justo cuando pasaban junto a él, no pudo reprimir decir las siguientes palabras.

-vamos a bailar al Everlasting.

Lo dijo bien claro para ver si él entendía el comentario. Fue con María  a cenar una pizza en un restaurante que estaba de camino al centro del pueblo y luego se dirigieron a la conocida como calle del pecado. Entraron en el Everlasting, local que en esos momentos no estaba muy lleno. Después de pedirse unos mojitos, se dirigieron a la pista del fondo a bailar. Era música bailable de los años setenta, a las dos les encantaba.

Cuando llevaban una media hora bailando, entro en la sala su admirador secreto. Iba acompañado de unos amigos, y no dejaba de mirar a Pilar. Estuvieron bailando un tiempo, hasta que ella no pudo reprimir preguntarle.

-¿te conozco de algo?

-si me conoces, solo me has visto una vez.

-¿dónde te he visto?

-en la puerta de tu casa, te estoy cambiando el parquet.

-¡ostias! Si tú estabas con otro hombre el día que os enseñé mi casa para que me cambiarais el parquet. ¿Ya habéis acabado?

-casi casi. Mi jefe aún no sabe de dónde sale la humedad que ha destrozado la madera.

-¿a, si?, y ¿tú lo sabes?

- me hago una idea.

-pues si te vienes a mi apartamento cuando me canse de bailar, te lo enseño.

-creo que me va a encantar.

-espero que lleves bañador…

 

 

divendres, 21 d’agost del 2020

¿Cuanto puede excitarnos Star Wars?

 



Nicholas Richardson era un artesano. Siempre se había considerado un artesano del diseño. No había sido capaz de crear obras originales, pero era muy bueno haciendo diseños con ideas de otros. Había pasado toda su vida trabajando para la empresa Topps en Nueva York, que estaba especializada la producción de cromos, o como los americanos llaman, trading cards.  Había ayudado a crear infinidad de proyectos- La mayoría eran cromos deportivos, especialmente de beisbol, deporte que le apasionaba. Podría parecer que era un trabajo fácil, pero nada más lejos de la realidad. Era todo un arte saber escoger una foto que intentara descubrir el carácter de cada jugador. Los más difíciles eran los jugadores nuevos, rookies, ya que eran los que potencialmente iban a ser buscados posteriormente si los jugadores se consolidaban.

Era un trabajo anónimo, muchísimos niños jugaban con sus creaciones y él no tenía ningún crédito. Pero le daba lo mismo, como buen artesano sabía que su trabajo no iba a ser recompensado con la fama, pero él no la necesitaba.

Corría el año 1977 y todo el mundo hablaba de la nueva película que se iba a estrenar. Era de ciencia ficción, pero no era como 2001 odisea del espacio, era más como la serie de televisión Star Trek, más para todos los públicos. Nadie sabía nada de la historia que iba a contar, por lo que aquella mañana de enero de 1977 cuando  su editor Gary Gerani le llamó a su despacho, significaba que algo grande iba a pasar.

Topps iba a producir los cromos de la nueva película Star Wars. Iban a producir cinco sets de 330 cromos en total. Les iban a conseguir material gráfico suficiente para que ellos hicieran los cromos. No habían visto la película, pero iban a ver todo su contenido antes que nadie.

Se preveían varios meses de intenso trabajo, por lo que Gerani le prometió a Nicholas que contrataría más personal, de manera que el trabajo pudiera estar finalizado en el momento del estreno de la película.

A la semana empezó a llegar el material con el que tenían que trabajar, pero no aparecía nuevo personal. Nicholas y sus ayudantes no daban abasto. Trabajaban 15 horas diarias y el trabajo no acababa de realizarse.

Tras cuatro meses, milagrosamente, las cinco series se habían realizado y para el día 23 de mayo, justo el día del estreno de la película de George Lucas, en todas las tiendas de juguetes, supermercados y estancos de Estados Unidos ya se podía comprar los sobres con los cromos de la película.

La película fue un éxito y los cromos de Topps se vendieron como churros.

Nuevamente Gerani llamó a Nicholas a su despacho.

Todo había salido perfecto, tenían entre manos una mina de oro, pero Gerani aún no había dicho su última palabra. Nicholas había hecho su trabajo con el mínimo de personal posible, pero cada día había llamado al despacho de Gerani.  El jefe de Topps se había hartado de su trabajador estrella. Había hecho un trabajo esplendido, pero le había estado importunando durante meses. Y eso era algo que él no podía soportar. Después de más de cuarenta años de servicios prestados a la compañía, Nicholas Richardson fue despedido.

Cuando se lo comunicó su jefe, Nicholas no pudo más que sonreír. Tenía más de sesenta años, un apartamento pagado en Brooklyn y ya le había llegado la hora de descansar. Le prometieron una buena indemnización a condición de que el no denunciara. En ese caso, los que ganarían mucha pasta serían los abogados.

Aceptó todo lo que le propusieron y firmó allí mismo todos los papeles. Gary Gerani se sorprendió de las facilidades que Nicholas dio. Pensaba que montaría un escándalo. Había estado meses llamándole a su despacho para pedirle más personal, y ahora aceptaba de buen grado una indemnización deficiente. Algo no cuadraba.

Nicholas había dejado un regalo a Topps. En el cromo 207, en el que el robot C-3PO (Anthony Daniels) se estaba dando un baño de aceite en Tatooine, Nicholas había dejado una imagen que iba a pasar a la historia.

Más adelante, cuando se dieron cuenta del “gazapo”, lo arreglaron en impresiones posteriores, pero las primeras ya habían salido de imprenta y miles de niños les iban a preguntar a sus padres: Mama ¿Por qué C3PO tiene una erección?

diumenge, 16 d’agost del 2020

Sueños de Mundial

 

Nadie en la familia de Miquel Murcia había jugado a rugby. Sus padres, llegados desde Extremadura a la población de Rubí en Barcelona en los años setenta no habían tenido oportunidad de hacer otra cosa que no fuera trabajar. Con quince años Miquel ya media 1,85, varios equipos de baloncesto intentaron que jugaran para ellos, pero él había descubierto el rugby cuando un amigo le invitó a entrenar en un equipo que había en el pueblo de al lado.

Rápidamente se hizo un lugar en el equipo. Su juego de numero 8 era impresionante. Las categorías sub 16 y sub 18 pronto se le quedaban pequeñas. Siempre jugaba en el equipo superior, ganando varios campeonatos de España y siendo convocado primero por la selección catalana y más tarde por la selección Española, con la que llegó a jugar el campeonato de Europa juvenil de 2014.

No le gustaba mucho estudiar, pero las condiciones que le pusieron sus padres para que pudiera hacer deporte eran muy claras, si no estudiaba una carrera, no podía jugar a rugby. Acabó como pudo el bachillerato e inició estudios de INEF, ya que era lo más parecido a lo que él quería ser, profesional de rugby.

Cuando llegó a la categoría sénior, su club se le quedó pequeño. Jugaba en la segunda categoría nacional y, desde la Federación ya le habían dicho que jugando allí iba a ser muy difícil que le convocaran para jugar en la selección nacional. Los dos equipos catalanes que jugaban en División de Honor le habían hecho ofertas, pero no eran del todo satisfactorias. Le prometían algo de dinero y trabajos de media jornada, pero él quería más. Quería dedicar todo su tiempo a entrenar como un profesional. Los estudios eran secundarios, pero le iban bien para mejorar físicamente. Los profesores le enseñaban cosas que él podía aplicar en sus entrenos, pero de ninguna manera se iba a dedicar a ser un simple profesor de educación física, eso no iba a pasar nunca.

Un día de verano de 2016 recibió la llamada que estaba esperando. Había un proyecto muy interesante en una ciudad de Castilla que le podía interesar. Le proporcionaban vivienda en el campus de la universidad, le pagaban la matrícula y el curso y le asignaban la cantidad de mil euros mensuales en concepto de beca. Solo tenía que hacer una cosa, jugar en el equipo de la Universidad que acababa de subir a división de Honor.

Era la oportunidad de su vida. En septiembre se presentó en esta ciudad. Sus compañeros de equipo le recibieron fríamente. Había argentinos, franceses, samoanos, australianos, y algún español. Los entrenos se hacían en inglés, y a nadie le parecía importar las clases universitarias. Miquel estaba en su salsa. Rápidamente se ganó la titularidad y, aunque el equipo no iba muy bien en la clasificación general, en enero recibió la primera llamada para una convocatoria en la selección española absoluta.

En el primer partido que disputó, salió desde el banquillo en la victoria a Rusia. Su actuación fue muy destacada y así se ganó un puesto en el equipo titular. En esa selección jugó con lo mejor que la federación había encontrado, jugadores franceses con ascendencia española, jugadores extranjeros que jugaban la liga española y algún que otro jugador nacional.

Ese año España quedó tercera en la clasificación del Europe Championship. Durante el año 2018 se decidiría quien iba al mundial de Japón, y ahí era donde Miquel tenia puestas todas sus expectativas. Una buena actuación le iba a garantizar un buen contrato profesional en alguna liga francesa o inglesa. Ese era su futuro.

El 11 de febrero empezaron muy bien ganando a Rusia en Krasnodar, aunque la clave estaba en el partido contra Rumania. En 2017 habían perdido por muy poco y una victoria les podía dar el acceso al mundial. De hecho les daba el acceso a jugar el partido inaugural contra Japón.

El día 18 era el día clave. Jugaron contra Rumania en el estadio Central de Madrid. Allí ganaron por 22 a 10 con dos ensayos de Miquel. Fue un gran triunfo, con más de 15000 personas en las gradas, todo estaba preparado para ir al mundial. Solo quedaba ganar a Alemania y a Bélgica y se aseguraban la clasificación. El único problema fue una lesión que se hizo en un dedo de la mano derecha a diez minutos del final.

Parecía que no era nada más que una fisura, por lo que no se preocupó más por el tema y siguió entrenando, aunque la lesión no le permitía jugar.

El 11 de marzo sus compañeros se imponían a Alemania por 84 a 10. El veía el partido desde la grada. Solo le quedaba un mes para poder volver a los campos, por lo que se iba a perder el último partido ante Bélgica, a la que habían ganado 30 a 0 el año anterior. Pero lo más importante, iba a llegar en perfecto estado a la fase final del mundial que se disputaba en octubre del año siguiente en Japón.

Ese miércoles 14 de marzo, en una revisión rutinaria le llegó la mala noticia. El hueso no se había soldado bien. Necesitaba cirugía y posiblemente debería estar muchos meses de baja. Eso podía suponer que se iba a perder toda la preparación del equipo nacional para el mundial. No podía estar pasando eso. Era el final. Pese a su juventud, Miquel no iba a ser capaz de soportar esa decepción. Tenía que haber otra manera. Y la había. Había una alternativa. Los doctores le aseguraron que si decía amputarse el dedo, la recuperación iba a ser mucho más rápida, posiblemente durante el verano podría volver a los campos. Miquel no se lo pensó dos veces. Perder el dedo corazón valía la pena si la recompensa era jugar un mundial de Rugby.

Ese mismo domingo 18 de marzo mientras sus compañeros jugaban contra Bélgica en el Estadio Balduino,  Miquel entraba en el quirófano para amputarse el dedo. El dedo que le iba a suponer un futuro inmejorable. El resto es historia.

 


Historia es que España perdió ese partido 18 a 10 gracias un penoso arbitraje del colegiado rumano que hizo que Rumania se clasificara para el mundial y España pasara a la repesca.

Repesca que nunca jugó, ya que después de varias denuncias por alineaciones indebidas (extranjeros que había jugado ya para sus países de origen) Rumania, España y Bélgica fueron sancionadas de manera que cayeron en la clasificación. Se clasificó directamente al mundial Rusia (cuando solo había ganado dos partidos) y pasó a la repesca Alemania (que no había ganado ningún partido)

Viva el rugby.

 

 

 

 

 

dimarts, 4 d’agost del 2020

Cosas de Niños

El pasado viernes finalizó el Casal/Campus en el que he estado trabajando. Hacía muchos años que no trabajaba directamente con niños y se puede decir que me lo he pasado bastante bien. No se ha hecho nadie daño, nadie ha cogido el coronavirus, todo ha salido como esperábamos, los niños se lo han pasado bien y, espero, han aprendido algo. Me he ido apuntando las cosas que nos han pasado. Son cosas sencillas, frases de niños que te dejan con el culo torcido, preguntas incomodas… espero      que os gusten tanto como me han gustado a mí.

 

Hoy un niño me ha dicho: “ese niño me ha dicho que voy a acabar como Hitler, que me voy a suicidar”.

Jugando al “asesino”, yo era el encargado de decir a los niños quien era el Policía, el espía y el asesino. Pues he hecho que un mismo niño fuera el asesino y el espía a la vez. Y no me he dado cuenta hasta que se ha acabado el juego.

Un niño me ha preguntado si me habían picado mosquitos señalando mis voluminosas varices.

He visto un niño que hacia cosas raras con las manos en la espalda. Le he preguntado que estaba haciendo y me ha dicho que quería dejarse la marca de la mano en la espalda con el sol.

Un niño me ha preguntado si en la piscina que estábamos cabía un Megadolon

Un niño ha asegurado que desde que han llegado unos niños nuevos, todo son peleas y discusiones, que cuando estaba XXXX  (una niña que esta semana no ha venido) todos hacían lo que ella decía y no pasaba nada. Era una dictadura, pero había justicia. (La realidad es que todos están enamorados de ella)

Hoy he chutado con todas mis fuerzas la pelota de fútbol y le he dado en la cara a un niño (no lo he hecho queriendo).

Hoy un monitor le ha echado gel hidroalcohólico en el ojo a un niño.

Hoy un niño me llamado “Papa”.

Hoy he ido a hacer la acollida a los niños que entran en el casal una hora antes, a las 8:00. Solo tenía que venir un niño. No ha venido.

Hoy hemos hecho un juego de preguntas. Tenían que decir grupos de música. Han dicho muchos, entre ellos Los Chichos y Los Chunguitos…

Un grupo no sabía ningún grupo extranjero, y cuando les iba a dar la pregunta por nula, un niño ha dicho del tirón Iron Maidem, AC/DC y Led Zepellin…

Uno ha dicho Los Morancos como grupo de música.

Capital de Estado Unidos: Texas.

Capital del Baix Llobregat: Barcelona

Campeón del mundo de Baloncesto: Los Angeles Lakers o el Barcelona

Hoy un niño me ha dicho: “hoy me hubiera gustado quedarme en casa haciendo deberes”

Hoy, al acabar un partido con el resultado 5 a 3, una niña, que estaba en el equipo perdedor, me ha dicho “es igual, nosotros tenemos mejor humor”.

Una niña (12 años) me ha dicho que tenía un novio que la dejó. La dejó porque llevaban tres meses sin hablarse.

Hoy dos niñas se han peleado porque tienen una amiga en común a la que una odia y la otra no. Resulta que esa niña es la hija de una que iba al instituto conmigo.

Hoy un niño ha metido la cara en el aspersor que riega el campo. Tiene un derrame en un ojo.

Hoy una niña me ha acusado de llamarla gorda. No era verdad.

Hoy unos niños han imitado a los monitores, la niña que me imitaba a mí se ha puesto una toalla en la barriga para parecer más gorda.

Hoy hemos jugado a rugby y me he metido en una melé. No se podía empujar. Yo he empujado con todas mis fuerzas para ganar la pelota.

Hoy un niño ha contestado a la pregunta quién es el presidente de la Generalitat  “el coletas”.

Hoy un niño me ha dicho: “te voy a contar un secreto que no le he dicho ni a mis padres, creo en dios”.

Hoy un niño ha cogido un berrinche porque le hemos echado gel hidroalcohólico, en las manos.

Hoy haciendo un juego de preguntas varias les he pedido que me digan títulos de películas de ciencia ficción. Un niño ha contestado “Contagio”. No la he dado por buena, le he dicho que es un drama, no es ciencia ficción.


dijous, 30 de juliol del 2020

Elogio a las Adidas Flanker


Hoy he soñado con mis botas de jugar a rugby. De los 25 años que jugué federado (los años de veterano ya no cuentan) siempre jugué con el mismo modelo de botas: las Adidas Flanker. Recuerdo que con 13 años empecé a entrenar con unas botas de futbol que mi padre había tenido de cuando jugaba partidos de futbol con su empresa en campos de tierra. A las pocas semanas los pies me dolían de una manera que mi madre se apiadó de mí y me acompañó a comprarme unas botas “de rugby”. Ese concepto era nuevo para todos. Botas de rugby. ¿Qué diferencia podían tener de botas de otro deporte? Pues todo.
 Fuimos a la única tienda de deporte de había en mi barrio, Deportes Lafaja. Años después me enteré que el señor Lafaja había sido jugador del Rugby Club Cornella, igual que yo en esos momentos. Supongo que por ese motivo allí tenían material de rugby, ya que era algo que en cualquier tienda no se podía encontrar.
Una vez en la tienda la dependienta me preguntó que de que jugaba. Me quedé impactado. “de delantero” contesté al momento. Entro en el almacén y me sacó una caja azul con tres franjas blancas en el lateral. Las botas eran negras con tres franjas amarilla en cada lado. Era de tobillo alto (como unas zapatillas de baloncesto), tenían la puntera redondeada y dura, casi como un zapato de seguridad de los que hoy en día utilizan los toreros en los almacenes. Pero lo que más me impactó fueron los tacos. Cada bota tenía 6 tacos de aluminio (más adelante las harían con 8 tacos) que brillaban como la espada de un samurái a punto de cortar una cabeza.
-          ¡esas son la que yo quiero!.
Mi madre no estaba convencida. Como me iba a poner esas botas... si podría matar a alguien.
El precio era prohibitivo. Pero supongo que la emoción de llevaba en el cuerpo convenció a mi madre y me las compró. Recuerdo que venían con una llave en forma de palometa que usábamos para cambias los tacos
Esa tarde en el vestuario antes del entrenamiento, mis compañeros de equipo hicieron un corrillo alrededor mío para ver cómo me las ponía. Quizás eso nunca pasó así, pero yo lo viví así.
Recuerdo que me duraron muchos años. Cuando se rompían, mi padre me las remendaba. Cuando la suela estaba reventada, yo me hacía plantillas artesanales con trozos de goma. Cada vez que le cambiaba los tacos, siempre de 2 centímetros, independientemente del estado del campo, parecía que estrenaba botas. En esa época los árbitros no revisaban los tacos, pero a mí me gustaba tenerlos siempre largos. Si había que cambiar el taco y se rompía la rosca, no había problema, se cambiaba la hembra y ya tenía botas nuevas…
Con el tiempo me compré otras botas. Pero siempre el mismo modelo. Cuando cerró Lafaja empecé a comprarme las botas en el Valles. Esta tienda mítica del Poble Sec barcelonés era visita obligada cada cierto tiempo. Allí me compré mis primeras camisetas de Gales o de Inglaterra, incluso alguna sin escudo, pero al tener las líneas horizontales, para mi eran como si fueran de los Barbarians o de los Lions.
El modelo Flanker fue evolucionando, pero yo siempre le fui fiel. Incluso en una época en que las primeras veces que me las ponía me hacían una llagas enormes en el talón. Algunos las bautizamos como Adidas Llagas.
No puedo recordar cuantas me llegue a comprar, 5 o 10 pares… ni idea. En el año 2006 planeé retirarme definitivamente. Calculé que cuando las botas que tenía estuvieran rotas, me retiraba. Todo estaba decidido. Pero un día paseando por los encantes viejos de Barcelona en una parada de zapatillas vi una caja Adidas con las letras mágicas "Flanker". La abrí y allí estaban mis últimas botas. Estas eran de tobillo bajo, era la primera vez que llevaba una botas bajas, pero es que Adidas ya no fabricaba de las alta. Pagué 15 euros por ellas. Creo que son las botas más baratas que me he comprado. Jugué un año más en División de Honor B (por cierto quedando terceros de nuestro grupo) y después me retiré.
He llegado a jugar con ellas algún partido de veteranos, incluso mi hijo ha jugado algún partido de sub18 con ellas. Por lo que cuando vi el cartel de “prohibido jugar con tacos de aluminio” en las puertas del vestuario mi mundo se derrumbó. Habían puesto césped artificial a nuestro campo en Cornellá y los tacos de aluminio se desgastaban demasiado y eran peligrosos.
Las guardo como reliquia, no creo que me las ponga nunca más. Siempre serán mis Adidas Flanker.

diumenge, 19 de juliol del 2020

Sospechosos Habituales


Había sido un día extraño. Habíamos ido a la comisaria de la policía Nacional en Sant  Ildefons a intentar ayudar a un amigo que había sido acusado injustamente de un crimen que, claramente, no había cometido.
La rueda de identificación había tal y como su abogado había dicho que iba a ir, el taxista no le había identificado.
Todos estábamos mucho más relajados y fue entonces cuando nuestro humor habitual empezó a fluctuar a su suerte. Los policías nos miraban con caras raras, pero nosotros, unos 15 mostrencos jugadores y ex jugadores de rugby (aunque técnicamente nunca dejas de ser jugador de rugby) estábamos en nuestra salsa. Ya empezábamos a movernos hacia la salida, cuando uno de los policías, familiar directo de uno de nosotros, nos pidió un favor.
-¿podéis participar en unas ruedas de reconocimiento?
Nos quedamos flipando con el ofrecimiento, pero como no podía salir nada mal, unos cuantos nos apuntamos sin dudarlo. Necesitaban gente con el pelo largo. Unos cuantos acompañaron al comisario escaleras abajo.
Cuando ya estaban volviendo, uno de nosotros pregunto si se iba a cobra algo por hacer esto. La respuesta del policía no pudo ser más clara
-si se cobrara,  lo haríamos nosotros los policías.
Por un momento me imaginé a un yonqui rodeado de policías, vestido de policías, en una rueda de reconocimiento.
En ese momento dijeron que necesitaban gente con la cabeza pelada. Ese era mi turno. Justo me había afeitado la cabeza el día anterior. Bajamos a los sótanos de la comisaria y nos pusieron en fila en una sala con líneas dibujadas en la pared. Entre Diego, un compañero del equipo,  y yo, dejaron un espacio libre.
A los pocos segundos entró un individuo con la cabeza afeitada. Nadie le miró la cabeza. Llevaba toda la cara amoratada de la paliza que le habían pegado. Iba en chándal y llevaba las zapatillas deportivas sin cordones. ¡Como para a no ser identificado!
Lo pusieron a mi lado. Me miro de abajo arriba, y a continuación dijo:
-¡pero que tíos más grandes!
No es que fuéramos muy grandes, es que él era algo canijo.
-por una  tienda en la diagonal, ¡pero si yo nunca voy por ahí! –sus palabras salieron como intentando tener una conversación con nosotros.
Diego rápidamente le contestó.
-¿no lo has hecho tú?
Justo en el momento que iba a contestar se abrió la puerta y entro el policía que conocíamos por ser cuñado de uno del equipo. Empezó a repartir unos números que afirmó que teníamos que aguantar en nuestro pecho. Al llega al “sospechoso” éste, que casi no se aguantaba de pie, dejó caer la tarjeta con el numero al suelo.
-que pasa, ¿que ni un papelito puedes aguantar?
La voz del policía resonó en toda la sala, el tono chulesco nos dejó a todos acojonados. Bueno, quizás a todos menos al que tenía que intimidar. Años después a este policía lo mataron en una comisaria de Murcia cuando otro sospechoso robó el arma de un policía y se lió a tiros con todos. Pero eso es otra historia.
Una vez salió el policía de la sala. Desde un altavoz nos fueron dando indicaciones, que nos fuéramos poniendo de lado o que diéramos un paso al frente.
Finalmente nos comunicaron que podíamos salir en fila, pero que nos fuéramos, que tenían que hacernos una foto. Yo supuse que era porque le habían identificado, aunque nunca nos lo confirmaron.
Meses después me encontré a mi prima, que trabajaba en el juzgado de Cornella, y me contó que me había visto en una foto durante un juicio. Supongo que sí había ido por la Diagonal.
¡Cómo me gustaría tener esa foto!

dilluns, 6 de juliol del 2020

hoy es mi cumpleaños!


Hoy cumplo 50 vueltas al sol. Es una cifra considerable y me gustaría que lo celebrarais conmigo. Está muy bien que pongáis algo en Facebook, a todos nos llena el ego el hecho de que personas que hace tiempo no vemos nos dejen un comentario en las redes, pero este año me gustaría que hicierais algo más. Os propongo una serie de cosas que podéis hacer para celebrar que cumplo medio siglo. Lo ideal es que lo hicierais conmigo, pero este mundo loco no nos deja tiempo para hacer todo lo que nos gustaría hacer. También os pido que no tardéis en hacerlo, lo mismo viene una pandemia y os quedáis encerrados en casa (os imagináis que pasara eso…).
Estas son las actividades que me gustaría que hicierais, y que mientras lo hagáis penséis un poco en mí.
Gracias
-          Ved Pulp Fiction
-          Leed un cuento o novela de Charles Bukowski
-          Escuchad canciones de Albert Pla (si tenéis poco tiempo empezar por Corazón o Hongos, si tenéis mucho tiempo, escucharlo todo)
-          Escuchad cualquier canción de Extremoduro.
-          Ved un episodio suelto de Lost.
-          Escuchad One Headlight de The wallflowers.
-          Mirad un partido de los All Black (cualquiera menos la semifinal del último mundial)
-          Ved El Planeta de los Simios (1968)
-          Tomaros una cerveza mirando un paisaje.
-          Escribid un cuento, o leed uno de los míos que podéis encontrar en este mismo blog.
-          Dad un beso a vuestra pareja, o a vuestros hijos, o a vuestros padres, o mejor a todos!
-          Abrazad a vuestros amigos ( con precaución, no os infectéis)
-          Cocinad un pastel y NO colguéis una foto suya en Instagram.
-          Pasead por una calle donde no haya nadie (rápido, antes de que lleguen los turistas)
-          Id a cine
-          Ves a un museo, escoge la obra que más te guste, obsérvala durante mucho rato, pregúntate porque te gusta tanto.
-          Pinta un cuadro en el que salga una ventana abierta.
-          Pasead por las calles de Sitges.