Iba a necesitar alguien que le cambiara el parquet. Ya
había alcanzado el límite de lo que podía aguantar. Todo el comedor y parte del
pasillo se había convertido en una montaña rusa. La madera se estaba levantando
de manera que ya era peligroso caminar sobre ella. No sabía a quien llamar, por
lo que escribió una entrada en Facebook solicitando Consejo.
“Necesito alguien que me arregle (o cambie) el parquet
de casa. Alguien barato. Vivo en las casas de la seda de El Prat de Llobregat”
Pilar tenía 42 años. Vivía sola en una casa que había
heredado de su padre como antiguo trabajador de la fábrica La Seda de El Prat
de Llobregat. Muchos inversionistas le habían hecho ofertas para que vendiera
su casa. Habría tenido dinero suficiente para comprarse un piso donde hubiera
querido. Pero ella estaba enamorada de su casa. La compartía con su perro
Blacky. Había Estado casada, pero no tuvo hijos y su matrimonio dejo de
funcionar a los 10 años. Se había quedado sola, aunque era como realmente ella quería
estar. Conocía a gente a través de la
red, pero no quería líos con nadie. Trabajaba en una de las tiendas que Disney
tenía en Barcelona. Era la encargada y eso era algo que le apasionaba. Tenía a
su mando a toda la plantilla de trabajadores. Era una buena jefa, todos la adoraban, o eso
se pensaba ella. Durante el curso de prácticas que había hecho en Nueva York,
había conocido a Peter, con el que había tenido una “historia”. De vez en
cuando él la visitaba. Era visitas muy esporádicas. El estaba casado, vivía en
New Jersey, y viajaba a Europa un par de veces al año.
Así era como a Pilar le gustaba vivir. Se consideraba
una mujer libre, feminista y empoderada.
Su vida solo requería de unos momentos compartidos con sus amigos, ya fuera en forma
de viajes o en cenas interminables en la terraza de su casa.
Pronto iba a llegar octubre. Su mes preferido. Ya
tenía un apartamento alquilado en Sitges, donde iba a disfrutar nuevamente de
su festival de cine preferido. Iba ver unas 30 o 40 películas. Varios de sus
amigos iban a estar con ella compartiendo sus vacaciones de otoño. Pero antes
tenía que arreglar el parquet.
Era lunes 24 de agosto y volvía de trabajar a las cuatro
de la tarde. Aparcó su Mini en el único espacio que había en la calle Carles Stulemeijer.
Al ir a entrar a su casa se encontró con dos hombres vestidos con mono de
trabajo azul.
-hola, ¿eres Pilar? Venimos a ver el parquet.
-Hola, si soy yo. Pasar, es aquí mismo.
Entraron los tres en la casa de Pilar. Ella les llevó
al comedor.
-aquí es donde tengo el problema.
-uff! Tiene que tener un escape de agua. Estos
desperfectos solo salen si hay mucha humedad.
-En principio aquí no pasa ninguna tubería.
-eso solo lo sabremos cuando levantemos el suelo. Repararemos
la avería e instalaremos un parquet nuevo. ¿Quiere que le Cambiemos toda la
casa o solo el comedor y el pasillo?
-mejor toda la casa. Bueno, solo el piso de abajo.
- perfecto, déjenos medir la superficie y esta misma
tarde le enviaremos el presupuesto.
- ¿cuándo vendrán a hacerlo?
- cuando nos diga el jefe, pero usted puede pedir que
vengamos los días que necesite.
- en octubre estaré unos días fuera.
- dígaselo a mi jefe, seguro que lo podremos cuadrar.
-¿se encargarán ustedes de mover todos los muebles?
- eso déjalo a nosotros, no hay ningún problema.
-vale, muchas gracias.
Habían pasado cuatro días de festival y Pilar ya había
visto unas 10 películas, por lo que ese martes se presentaba tranquilo. Solo tenía
entradas para ver una película. Iba a ir a las 8 de la tarde a ver Dragged
Across Concrete junto con su amiga María. Después les apetecía ir a bailar un
rato. Estaban en la cola de Meliá esperando que abrieran las puertas de la
sala. Era todo un ritual. Esperar, correr, sentarse donde pudieran, cambiarse
de sitio después que los voluntarios del festival se retiraran y aplaudir,
aplaudir todo, el gorila chafando aviones, los créditos de la película, la
primera vez que salga en la pantalla Mel Gipson…
Antes de entrar a la sala se dio cuenta que había un
tipo que la miraba fijamente. No le molestó su aptitud, pero como a ella la
cara de él le sonaba, se quedó intrigada de quien podía ser y que quería de
ella.
Al entrar en la Sala lo perdió de vista.
Al finalizar la película salió tranquilamente
charlando con María de que le hubiera gustado ver el atraco al banco del que
hablan en la película, ya que aunque duraba más de tres horas, no se había
visto casi nada de él. Cuando estaban bajando la escalera, después de haber
votado por la película, vio a su admirador secreto. Justo cuando pasaban junto
a él, no pudo reprimir decir las siguientes palabras.
-vamos a bailar al Everlasting.
Lo dijo bien claro para ver si él entendía el comentario.
Fue con María a cenar una pizza en un
restaurante que estaba de camino al centro del pueblo y luego se dirigieron a
la conocida como calle del pecado. Entraron en el Everlasting, local que en
esos momentos no estaba muy lleno. Después de pedirse unos mojitos, se dirigieron
a la pista del fondo a bailar. Era música bailable de los años setenta, a las
dos les encantaba.
Cuando llevaban una media hora bailando, entro en la sala
su admirador secreto. Iba acompañado de unos amigos, y no dejaba de mirar a
Pilar. Estuvieron bailando un tiempo, hasta que ella no pudo reprimir
preguntarle.
-¿te conozco de algo?
-si me conoces, solo me has visto una vez.
-¿dónde te he visto?
-en la puerta de tu casa, te estoy cambiando el
parquet.
-¡ostias! Si tú estabas con otro hombre el día que os
enseñé mi casa para que me cambiarais el parquet. ¿Ya habéis acabado?
-casi casi. Mi jefe aún no sabe de dónde sale la
humedad que ha destrozado la madera.
-¿a, si?, y ¿tú lo sabes?
- me hago una idea.
-pues si te vienes a mi apartamento cuando me canse de
bailar, te lo enseño.
-creo que me va a encantar.
-espero que lleves bañador…
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