Dades personals

No te creas nada de lo que leas, y mucho menos de lo que no leas aquí.

dimecres, 15 de març del 2023

THE SHINING

 



Tengo un amigo que cree que los extraterrestres nos están invadiendo. El asegura que están comunicándose con él para decirle lo que tiene que hacer para salvarse. De hecho aún no entiende nada de lo que intentan decirle, pero está convencido que le quieren ayudar. Cree que es un ser superior. Ha viajado durante mucho tiempo por el metro de Barcelona y ha descubierto que la raza humana se debería extinguir, por lo que una invasión alienígena seria de lo más normal. La gente que va oyendo música a todo volumen, los que llevan gafas de sol, los que se sientan en el suelo cuando el vagón va a tope de gente, los que ponen los pies en los asientos delanteros, los que se cuelan, los que llevan bicis en plena hora punta, los que tiran basura al suelo, y, los peores, los que se suben al vagón sin dejar bajar. Estos últimos fusilados, sin juicio ni jurado. Debería estar permitido pegar patadas a los que intentan entrar antes de que hayamos salido.

Estas reflexiones tenía mi amigo hace unos meses cuando de repente empezó a oír un crujido en su oído derecho. Un sonido semejante a un grillo muy molesto. Normalmente iba acompañado de un pequeño mareo. Aunque sin mucha intensidad. Lo podía soportar sin problemas. Llego el momento que primero le venía el mareo y segundos después el sonidito. Él lo llamó “EL RESPLANDOR”. Bueno, le llamaba “THE SHINNING”. Mi amigo es un poco flipado.

Busco en google qué le podía estar pasando. Cáncer, alzhéimer, ansiedad… todo podía ser. Pensó que era una señal de dios. Pero él era agnóstico y no le cuadraba esta explicación. Pensó que eran avisos de un ser superior. Por cada sonido iba a perder un día de vida, pero claro, eso era imposible de demostrar.

La explicación más coherente es que son extraterrestres intentando comunicarse con él. El planeta va a ser destruido y él va a saber dónde estar en ese momento. El problema es que no puede ser morse, el sonido es lineal, y no se parece a ningún lenguaje conocido (por mi amigo). Solo él lo oye, y solo él lo puede entender.

Ahora mi amigo pasa el día mirando al cielo esperando las naves que destruirán nuestra civilización que nos hemos dado entre todos. No sabe si irse al desierto o perderse en la inmensidad de las alcantarillas de Barcelona…

 

diumenge, 11 de desembre del 2022

CINCO AÑOS DE IRDOL COLLECCIONS!!!


 

Como muchos de vosotros sabréis, tengo una tienda de juguetes de colección. Irdol Colleccions nace hace cinco años. Cinco años de la tienda física. Cinco años en los que el mundo casi explota. Bueno, quizás no tanto, pero casi. Muchas cosas han pasado en ese tiempo. Algunas buenas, pocas, otras normales, muchas malas… pero la buena noticia es que las hemos superado. No sé porque lo digo en plural, si esto lo llevo yo solo. Es como cuando un cliente me pregunta si tenemos Funko POP o figuras PBP, se debe pensar que esta tienda necesita de mucha gente. Solo estoy yo, y a veces creo que sobra gente.

Hace cinco años teníamos diferentes presidentes del gobierno y del govern. También diferente presidente de la asociación de comerciantes, pero el mismo alcalde en Cornella, y la misma alcaldesa aquí en los suburbios de Cornella. Cinco años dan para mucho. Muchos clientes, muchas anécdotas, muchos momentos extraños. Dentro de las galerías Encants Nous el tiempo pasa muy rápido, tan rápido como pasa fuera en la calle Valencia. Las comidas pasilleras, las congas, los rumores, todo pasa muy rápido.

Recuerdo aquella señora que me pregunto que ¿cuánto valía aquel Darth Vader? Después de buscarlo un rato vi que refería a Batman. O aquel que quería las figuras de Dan Solo, Luiki, Leila o Cuandenobi. Uno de mis clientes más excéntricos es el Inquietante. Le llamamos así porque es inquietante. Cuando me pide robots levitantes o cuando me dice que mi tienda está agotada… No voy a nombrar a todos los que me suelen visitar, muchos son normales, muchos son solo gente que busca cosas que normalmente no podemos encontrar. Pero luego están los otros. El calladito, el misterioso (por cierto hace mucho que no viene, es un misterio), el ojos de fuego, el del pressing catch, el apretaito, el de los pitufos, el gollum, el 4 pelos, el de Lleida, el fuertecito, el de la mano en la cara, el monedillas, el despacito, el minosaurio, el forrest Gump, el palicillas, el vizconde, el novio de la Luisi, el cap bunyagut, el del flequillo…

Este último es mi favorito. Ya no vendrá más, ya no me quiere.

 


dissabte, 8 de maig del 2021

Tengo un sueño: quiero tener un cine.

 


¿Alguna vez habéis tenido un sueño? Pero un sueño realizable, no me refiero a querer tener una cita con Angelina Jolie, George Clooney o Verónica Blume. Me refiero a algo que se pueda cumplir. Yo he tenido muchos a lo largo de mi vida, quise ser director de cine, quise ser pintor, quise tener una casa con un jardín gigantesco al que luego no saldría, quise jugar a rugby durante 25 años, quise irme de vacaciones a lugares muy exóticos, quise hacer una tesis doctoral, quise montar una tienda… algunos sueños los cumplí, otros no…

Últimamente tengo uno en mi cabeza. No paro de pensar en él. Le estoy dando vueltas y más vueltas. Sé que no es un negocio redondo, pero creo que podría ser posible.

Me gustaría tener un cine. Un cine con varia salas.  Quizás el momento no sea el adecuado. La pandemia ha hecho que ya nadie vaya al cine. Todo se ve en plataformas, ya ni si quiera se venden DVD’s.

Pero yo quiero tener un cine.

La programación del cine seria mixta, salas emitiendo estrenos y salas emitiendo lo que a mí me diera la gana. Los estrenos en las salas más grandes serian en versión doblada al castellano, para que viniera mucha gente y que pudiéramos ganar mucho dinero. Por ejemplo, un espectador podría venir con su familia a ver la nueva película de Marvel, La Viuda negra,(Black Widow 2021, Cate Shortland) doblada al castellano. El padre y los dos hijos podrían ir a ver a Scarlett Johansson a la sala 1, mientras la madre podría ir a la 5 a ver Pink Flamingos (Pink Flamingos, 1972, John Waters) en versión Original con subtítulos.

El cine tendría un bar con sillas y mesas para poder tomar algo, tendría tienda de gominolas y, por supuesto, se venderían palomitas.

En la entrada, antes de pasar por taquilla, habría un espacio de venta de merchadage y librería. La gente podría venir a comprar Funko Pops o libros sobre David Linch sin necesidad de ver películas. Y también podrían ver películas y luego comprarse una figura de acción de la película que acaban de ver. Si tenemos espacio, tendríamos también una sala de exposiciones.

De lunes a jueves los precios serian populares, no más de 5 euros por pase, mientras que los fines de semana sería algo más caro. Serian entradas numeradas, de manera que la gente no tuviera que hacer cola. Si vienen pronto, pueden ir al bar, o a la tienda, hay tiempo para todo.

La programación sería muy extensa. El 50 % de proyecciones serian de estreno, sin importar la calidad de la película. Todo lo que se estrene pasaría por aquí.

El otro 50% de proyecciones seria de lo más variado. Aquí alguna de las propuestas:

-cada semana se proyectaría una película de Nicolas Cage (cualquiera)

-proyectaríamos películas experimentales de autores noveles

-revisaríamos clásicos en blanco y negro, incluso películas mudas.

- posiblemente ¨Tio, donde está mi coche” (Dude, Where’s My Car, 2000, Danny Leiner) se proyecte una vez al mes.

-habría coloquios, debates, conferencias, charlas con los autores y con la crítica especializada.

-colaboraríamos con todos los festivales de cine de la zona, incluso podríamos acoger uno que ya exista o, incluso, crear el nuestro propio.

 

Los ciclos de películas propuestas son:

-la película más mala de tu actor/actriz/director/directora favorita

-la etapa mejicana de Luis Buñuel

-los ganadores de los Óscar/Razzies de los últimos 30 años

-los ganadores del festival de Sitges

-el cine en Namibia

-películas de amor con final feliz

-la película más machista/racista de tu director favorito

-cine y deporte

-las películas de John Waters

Las posibilidades son casi infinitas.

 

 Sé que el tema del dinero es complicado. Necesitamos un local adaptado. Lo ideal es alquilar alguno de los que han cerrado durante la pandemia, pero no sé cuánto dinero necesitaríamos de origen. Por eso hago un llamamiento a posibles inversionistas, valientes que quieran arriesgarse por el mundo del cine. Formaríamos una cooperativa que podría dar trabajo a varias personas.

Se aceptan sugerencias, ideas, consejos, ¿Qué podría salir mal?

 

diumenge, 18 d’abril del 2021

Un día cualquiera...

 



-    ¿qué dices?

-          Pues nada, aquí estoy, viendo videos en YouTube.

-          ¡Que divertido!

-          ¿Sabes lo que me ha pasado?

-          Cuenta, cuenta…

-          Te acuerdas que aquella chica que me gustaba en la universidad?

-          ¿Cuál? A ti te gustaban muchas.

-          Aquella que era tan guapa.

-          ¿La que tenia el nombre tan raro?

-          Si esa.

-          ¿A la que le mirabas el culo?

-          Yo no le miraba el culo

-          Si hombre, la que iba siempre con los pantalones de ciclista marcando culo.

-          En ese momento eso estaba muy de moda.

-          De la misma forma que ahora están de moda los legins negros brillantes, y tu les miras el culo a todas…

-          Dicho así parezco un obseso

-          Lo has dicho tu, no yo.

-          Bueno, ¿te acuerdas de ella?

-          Si, la que desapareció en tercero y nunca más supiste de ella.

-          Esa. Únicamente sabía el nombre, pero no el apellido, y que vivía en El Prat.

-          El Prat, donde estas trabajando ahora…

-          Exacto. Cunado empecé a trabajar ahí pensé que a lo mejor me la encontraba.

-          Y hoy lo has hecho…

-          Has de pensar que yo hace 30 años tenía novia, y que en ningún momento le dije nada que pudiera dar a entender que me gustaba.

-          Pero te gustaba

-          Yo tenia novia

-          Si, que te ponía los cuernos cada verano en el pueblo…

-          No todos los años. Además yo también hacia lo que podía en el pueblo.

-          Si claro, con aquella por la que hiciste 1200 kilómetros en un fin de semana para que luego ni te mirara.

-          Ya sabes que resultó que era lesbiana

-          Si claro, o aquella otra que parecía que iba detrás de ti, cuando a quien realmente quería era a tu primo…

-          No me cambies de tema. Te acuerdas de ella, ¿no?

-          Perfectamente, morena, alta, guapísima

-          No se si era muy alta… pero bueno, es igual. Hoy he tenido que repartir un paquete a alguien que se llamaba como ella.

-          ¡No jodas!

-          De todas las rutas y todos los repartidores me ha tocado ir a mí.

-          ¿Y era ella?

-          Si. No lo se…

-          ¿Cómo?

-          Que he llamado al timbre, ha salido una mujer y le he dado el paquete.

-          ¿Era ella?

-          Creo que si.

-          ¿No le has dicho nada?

-          No. Me he asustado.

-          Solo le tenias que haber preguntado si estudió historia del arte en la Universidad de Barcelona hace 30 años.

-          Ya. Pero me he cortado.

-          ¿Llevaba mascarilla?

-          Ella no. Yo si.

-          ¡Pero ella a ti no te va a reconocer si no dices nada!

-          Ya. Pero me he cortado.

-          ¡Mira que eres tonto!

-          Ahora ya tengo su apellido. La he buscado en Facebook.

-          Eso es de primero de Acosador.

-          Tiene 3 hijos.

-          Joder. ¿Esta casada?

-          Supongo. Solo sale ella con sus hijos en las fotos de perfil.

-          ¿Le has pedido amistad?

-          Noooo

-          Tampoco te va a reconocer.

-          También tengo su teléfono. Al repartirle un paquete…

-          Eso es de segundo de Acosador…

-          No voy a hacer nada, tranquilo.

-          Nada, solo que te van a echar del trabajo por hacer llamadas obscenas a las clientas.

-          No voy a hacer llamadas a nadie.

-          ¿Y cuál es tu plan?

-          No tengo ninguno. Hoy he pasado por su puerta.

-          Joder…

-          Es por que tenía que repartir paquetes en su calle.

-          Vas a acabar fatal

-          Ya te he dicho que no voy a hacer nada. Además, ¿quién eres tú para juzgarme?

-          Me has llamado tú a mí.

-          Yo no te he llamado.

-           Y tanto, ¿ya no te acuerdas?

-          Un momento, ¿tu quién eres?

-          ¿Cómo que quien soy?

-          Si, te estoy contando mi vida y no se quien eres.

-          Sabes perfectamente quien soy.

-          No no no… ¿quién eres?

-         

dissabte, 26 de desembre del 2020

A lo mejor no soy tan listo como siempre he pensado.

 


A lo mejor no soy tan listo como siempre he pensado. He vivido en el extranjero, he tenido empresas, he tenido más de 40 empleados en nómina, he ganado contratos públicos en el ayuntamiento, he solicitado, y me han concedido, subvenciones de bastante dinero, he escrito 2 libros,

 

he  vendido por 200 euros cosas que había comprado por menos de 10 euros…

No voy a quejarme de mi situación laboral, ni de mi situación emocional, no se  trata de eso.

Sencillamente me pasan cosas que creía que nunca me pasarían. Pensaba que mi capacidad intelectual estaba claramente demostrada, pero no. Hago cosas que no había hecho nunca, o eso creía yo.

Cosas que me han pasado:

Un día en el nuevo trabajo me dieron un móvil nuevo. Al día siguiente se me cayó y lo pisó un autobús. Se murió.

Un día un amigo me dejó su coche. Al poco rato se me paró en medio de la autopista. No tenía aceite. Ha tenido que cambiar el motor.

Un día uno me vio subido al triciclo (con el que reparto paquetes, no es el de saw) y me ha preguntado:

-¿regalas algo?

-no, ¿y tú me regalas algo a mi? -le he preguntado yo.

-si, ven que te voy a regalar algo.

Entonces yo me he bajado, he abierto la puerta de cajón de carga, he cogido el gato, he ido hacia el tío y le he reventado la cabeza.

Es mentira, me he ido con el triciclo sin mirar atrás.

Hoy un hombre me tenía que pagar un paquete. No le habían avisado y no tenía el dinero preparado. Ha llamado a su mujer y me ha dicho que tardaría un rato. Yo le he preguntado, ¿cuánto rato? Me ha repetido que un “rato”, yo le he dicho que si era mucho rato me “jodia” la ruta, (era el primer paquete del día). Se me ha puesto a gritar que él no jodia a nadie, que estaba solucionando el problema, que él había sido repartidor… yo le he dicho que no me podía esperar, entonces me ha cerrado la puerta. Supongo que mañana me saldrá de nuevo el paquete y tendré que entregárselo.

La semana pasada me equivoqué 3 veces rellenando un formulario. Tres putas veces. Como yo no podía borrarlo he tenido que llamar a mi “superior” para que me ayude a hacerlo de nuevo. Ha debido pensar que soy retrasado.

Cuando circulo con mi triciclo por El Prat, hay tres tipos de personas que me increpan. Los abuelos que me inspeccionan, algunos me hacen fotos y me preguntan sobre la máquina. Estos no me molestan nada.

Los adolescentes que me animan como si estuviera corriendo el tour de Francia. Estos me sacan de quicio, pero los entiendo, como adolescentes es algo que yo también haría.

Y los peores son los que están en bares (terrazas o directamente en la puerta) bebiendo cerveza a cualquier hora del día y te gritan:

-¿Eso no lleva gasolina no?

- ¿Pero qué mierda es eso?

-¿A dónde vas tan rápido?

Todo dicho a gritos con la bebida en la mano…

 

 

A lo mejor no soy tan listo como siempre he pensado.

diumenge, 18 d’octubre del 2020

Este Lugar es Mágico

 

 


Manel Carbajal conectó el aire acondicionado de la tienda. Ésta estaba situada en la calle Amargós de Barcelona. Era una calle muy estrecha situada en el barrio gótico que hacía que la tienda pareciera más siniestra. Las miles de figuras, coches, juegos de mesa, discos y libros que se acumulaban en las estanterías, hacían juego con la oscuridad de la calle. Era septiembre y el calor era insoportable. Los turistas llenaban la ciudad de Barcelona y él no podía dejar pasar la oportunidad de hacer alguna venta. El negocio no acababa de funcionar. Llevaba veinte meses abierto y los números no salían. La venta de objetos de coleccionismo, sobretodo juguetes antiguos, no tenía la salida que él pensaba que iba a tener. Llevaba más de quince años vendiendo por mercadillos y pensaba que si tenía un local en el centro de Barcelona, podría llegar a tener una cartera de clientes fieles que, junto con los turistas que inundaban la zona, hiciera que pudiera vivir de lo que hasta ese momento era su hobbie.

                Encendió todas las luces de las vitrinas, dejo su mochila de Mazinger Z colgada en el armario que había detrás del mostrador, y se dispuso a ordenar la vitrina de los cochecitos Dinky Toys. Llevaba más de dos semanas queriendo cambiarlos de sitio. La compra que había hecho el día anterior, había supuesto que por fin se decidiera a ordenarlos. Había comprado en el mercado de anticuarios de la plaza de la Catedral un camión Dinky Toys azul con publicidad de Ever Ready. Llevaba su caja y estaba en un estado impecable. Había pagado 50 euros y esperaba sacar unos 120.

Limpió el polvo y movió con cariño los coches, camiones y vehículos varios, dejando la vitrina totalmente ordenada. Hizo unas cuantas fotos con su Nikon D3000. Se sentó en el taburete de ikea que tenía detrás del mostrador y se dispuso a colgar las fotos en su cuenta de Instagram y su cuenta de Facebook. Si no se vendía rápidamente, subiría el camión Ever Ready a su página de Ebay, pero primero prefería intentar venderlo en la tienda.

Una vez subidas las fotos, se quedó en silencio. El aire acondicionado empezaba a hacer efecto, y la pequeña tienda empezaba a tener un clima más que agradable. Por su cabeza empezaba a rondar la idea de que el sueño se había acabado. Iba a tener que cerrar la tienda. Tendría que empezar a buscar trabajo. No creía que pudiera volver a vender en mercadillos. Su paciencia se había acabado. Estaba con esos pensamientos cuando la puerta de la tienda se abrió y entró un cliente. Eran un hombre alto, muy alto, vestido con una camisa negra y unos pantalones de bolsillos del Decathlon. Estuvo un rato mirando por las diferentes estanterías que estaban llenas de objetos. Finalmente se dirigió a Manel.

-          Hola, ¿tienes figuras de Masters del Universo?

-          Hola, Bon Dia, en estos momento no tengo nada, lo siento. ¿Busca alguna figura en concreto?

-          No, cualquiera, estoy empezando a recuperar los que tuve de pequeño.

-          Pues ahora no tengo ninguno.

-          Gracias, ya iré pasando.

-          Cuando quieras.

Se dirigió hacia la salida, y cuando ya había abierto la puerta, se volvió a dirigir a Manel.

-          ¿Sabe que mi familia tenía una tienda en este mismo local en los años sesenta?

-          ¿En este mismo local?

-          Si, era una mercería.

-          Pues no sabía nada, no conozco a los dueños.

-          A mi familia se la quitó La Caixa, hace ya más de 30 años.

-          Los bancos, siempre haciendo amigos.

-          Este lugar es mágico. Un placer saludarle.

-          Hasta pronto.

Manel se quedó en silencio pensando lo que este misterioso personaje he había dicho. El lugar es mágico…

Un mensaje en su móvil le sacó del trance. Un cliente le preguntaba si tenía algún Madelman original de caja roja.

-          Ya me gustaría a mí. –se dijo a sí mismo-

El resto del día transcurrió como otro día normal. Cerró al mediodía para ir a comer y volvió a la tienda a las cinco de la tarde. Esa tarde no entró nadie en la tienda. Manel cada vez tenía más claro que esto era el final.

                Al día siguiente Manel llegó a la tienda a las nueve de la mañana, una hora antes de abrir. Conectó el aire acondicionado y se dispuso a buscar en el almacén una caja en la que él creía recordar había una figuras de Star Wars de las primeras que sacó Kenner. No tenía claro donde, pero sabía que estaban en una caja en el almacén. Entró en la pequeña estancia que había al fondo de la tienda. Fue dejando las cajas llenas de objetos en la superficie de la tienda hasta que llegó a la pared del fondo del almacén. No encontró la caja de figuras, pero se dio cuenta que en la pared había algo pintado. Despejó totalmente la pared, pero la escasa luz no le permitía ver qué había pintado. Fue al mostrador a buscar una  linterna. Iluminó la estancia. Él no recordaba que estuviera esa pintura cuando alquiló el local. En la pared se podía ver un dibujo de una carpa de circo rodeada con las siguientes palabras: “Este lugar es mágico”.

Sacó el teléfono de su bolsillo y se puso a hacer fotos. ¿Qué quería decir esa frase que le había dicho el misterioso cliente el día anterior y ahora podía leer en la pared de su tienda?

Se sentó en su taburete, pasó las fotos al ordenador y se dispuso a inspeccionar la pintura. No sacó nada en claro. Buscó en Google, pero no encontró nada relacionado, las referencias eran demasiado vagas, poco concretas.

Se acercó a la pintura. Pasó la mano por encima y notó que cedía hacia dentro. No estaba pintada sobre la pared, estaba pintada sobre un papel. Parecía que detrás del papel no había pared. Hizo un corte de arriba abajo y el papel se abrió como una cortina. La imagen que le vino a la cabeza era la de Andy Dufresne entrando en el túnel que había construido para salir de la prisión en la película Cadena Perpetua, aunque aquí no estaba Rita Hayworth.

El túnel era muy oscuro. Utilizó la linterna, pero no se podía ver el final. Poco a poco se fue introduciendo en él. Llevaba casi veinte metros cuando empezó a ver una luz al final del túnel.

Cuando llegó al final se dejó caer al suelo. Estaba exhausto. Había andado con la espalda encorvada hacia delante durante demasiado tiempo. Esperó unos segundos a que sus ojos se acostumbraran a la luz y empezó a inspeccionar el lugar al que había llegado. Era una estancia llena de estanterías que estaban llenas de cajas de colores. Toda la estancia le parecía muy familiar. Parecía que ya había estado allí. No era un déjà vú. Al entrar en la estancia más grande se dio cuenta que estaba en su tienda. Pero todo era diferente. Era su tienda, pero habían desaparecido los juguetes, los discos, los comics… todo. Ahora en su lugar había muebles con cajoncitos. Había un mostrador, pero claramente no era el suyo. La caja registradora era un aparato enorme, parecía muy antigua, aunque su estado de conservación era perfecto. Las luces estaban apagadas, todo lo que podía ver era gracias a la poca luz que entraba desde la puerta que daba a la calle. Intentó abrir, pero estaba cerrada con llave. Se echó la mano al bolsillo, saco su llave y la introdujo en el cerrojo. Abrió con un suave movimiento. Salió a la calle.

La calle Amargós estaba totalmente vacía. Se dirigió hacia la calle Comptal. Todo era muy familiar, pera era completamente diferente. Cuando estaba a punto de llegar al cruce, un enorme ruido le llamó la atención. Era un SEAT 1500 taxi de Barcelona que pasaba por la calle Comptal. La calle había dejado de ser peatonal. La calzada lo ocupaba casi todo, apenas había dos palmos de acera en cada lado. Fue entonces cuando empezó a ver gente. Curiosamente todos iban vestidos como si fuera una película de época. Muchos hombres llevaban corbata, otros muchos incluso llevaban sombrero. No reconoció ninguno de los comercios de la calle, los de venta de objetos para el turismo habían desaparecido. Caminó hasta la calle Portal del Àngel observando minuciosamente todos los detalles.

Estaba completamente alucinado. Algo misterioso había pasado y no eran imaginaciones suyas. Necesitaba preguntarle a alguien si sabía que es lo que había pasado, pero no quería llamar la atención, por lo que se dirigió al kiosco que había en la calle portal del Àngel. Se acercó y cogió un de los periódicos que había allí expuestos. Rápidamente miró la fecha. Lunes 14 de septiembre de 1969.

Un escalofrió recorrió su espalda. Había viajado en el tiempo.

Quiso comprar el periódico, pero al ir a pagar se dio cuenta  que los euros que llevaba en el bolsillo no le iban a servir de nada. Dejó el periódico en su sitio y le pregunto la hora al vendedor, que ya empezaba a mirarlo con cara de desconfianza.

-          las 10 y cuarto.

                Tenía que volver a su tienda, esto no podía estar pasando… corrió hasta la calle Amargós como si el diablo le persiguiera.

                Al llegar a su tienda, vio que ya había abierto. Mercería Bergaz. Era el rótulo que había en lugar del que antes ocupaba el nombre de su tienda.

Empujó el pomo de la puerta y entró. Una señora de más de noventa años estaba sentada detrás del mostrador. Ni siquiera levantó la mirada. Parecía que no se había dado cuenta de su existencia. Manel entró en el almacén y se introdujo en el túnel. A los pocos minutos llegó de regreso a su tienda. Fue directamente al su mostrador y comprobó en su móvil la fecha y la hora. 14 de septiembre de 2019, las 10:20 de la mañana.

                Había encontrado un túnel que recorría 50 años en el tiempo.

No podía creérselo, pero era verdad, no lo había soñado. Cerró la tienda y se fue corriendo a su casa. Pasó la tarde navegando por Internet, buscando en la hemeroteca de La Vanguardia y de El Mundo Deportivo. Buscando una información que le pudiera ser útil cuando volviera, porque estaba seguro que iba a volver.

Ese lunes, en 1969, el Mundo Deportivo informaba que Ángel Nieto había ganado su primer título de campeón del mundo de moto ciclismo, el Barça había empatado a 3 en el campo del Madrid y el Español estaba en segunda y había 15 acertantes de la quiniela que ganarían 1.595.673 pesetas. La España franquista no daba para mucho más, pero esa información era más que suficiente para hacer realidad sus planes.

El martes por la mañana, antes de ir a la tienda, pasó por la Numismática Monge en la calle Boters y compro 4 billetes de 1000 pesetas con la imagen de San Isidoro de 1965 y 10 billetes de 100 pesetas con la cara de Gustavo Adolfo Becker de 1964. Se gastó algo más de 60 euros. No sabía muy bien que iba a hacer, pero tenía claro que iba a investigar la Barcelona de 1969.

Entró en la tienda, cerró por dentro y se dirigió al fondo de su almacén. Entró por el túnel. En la tienda no había nadie. Salió a la calle. Sin que nadie le mirara sacó del bolsillo su teléfono móvil. No había satélites a los que conectarse, por lo que, tal y como pensaba, el móvil no pudo decirle, ni la hora, ni el día en el que estaba. Caminó hasta el kiosco de Portal del Ángel y compró La Vanguardia. Cuando fue a pagar el periódico  con un billete de cien pesetas, cuando el periódico valía solo cuatro pesetas, el quiosquero le fulminó con su mirada. Era quince de septiembre de 1969. El portal temporal se movía en cincuenta años, cuando pasaba un día en la actualidad, pasaba un día el pasado.

Paseó por el centro de Barcelona observándolo todo como un niño en la cabalgata de reyes. Desayunó un bocadillo de jamón y una cerveza en el Restaurante Nuria de la Rambla. Era la primera vez que entraba, al no haber turistas la sensación era muy extraña. De fondo sonaba la radio con voces que hablaban sin que nadie les hiciera caso. Pagó su consumición en la barra y le pidió al camarero que le diera un boleto de la Quiniela. Sacó de su bolsillo los resultados que había sacado de la Vanguardia de la semana siguiente y rellenó únicamente una columna. Zaragoza-Pontevedra 1, Celta –Sabadell X, Elche – Real Madrid 2… rellenó todas las casillas preocupándose de poner un 2 en el Barcelona- Coruña. Sabía que iba a ganar el Barcelona, pero no quería ganar una de 14, no podría cobrar tanto dinero sin presentar el carnet de Identidad. Con una de 13 resultados sacaría suficiente dinero para gastar a lo grande en sus incursiones en el pasado.

Llegó a la Plaza Cataluña y se quedó embobado con la fachada de El Corte Ingles. Entró y se dirigió al departamento de juguetes que estaba en la segunda planta. Nunca se hubiera imaginado lo que iba encontrar ahí. Coches de juguete de la marca Rico y Jyesa, circuitos de scalextric, muñecas,.. Todo lo que él siempre había soñado con poder vender en su tienda. Estuvo deambulando por toda la planta, hasta que vió lo que había estado buscando. Detrás de un mostrador había una vitrina donde tenían unos cochecitos de unos 10 centímetros guardados en sus cajitas amarillas. Una dependienta se le acercó.

-¿puedo ayudarte?

- me gustaría llevarme unos de estos.

- tienes muy buen gusto. Estos Dinky Toys están fabricados en Barcelona por la casa Poch, son iguales que los franceses, pero con alguna otra diferencia. ¿Los quiere para regalo?

- no, son para mí.

- oh, ¿eres coleccionista?

- algo así.

- ¿qué modelos te interesan?

- ensáñame el Fiat 850 y el Citroën 2 Caballos.

La dependienta le pasó de la vitrina los dos modelos y se los dejó encima del mostrador. Manel los observó con detención, verificando que las cajas llevaran el logo de Poch.

-¿cuánto valen?

                - 750 pesetas cada uno. Son caros, pero es que se han fabricado muy poscas unidades.

                - me voy a llevar 2 unidades de cada modelo.

                -perfecto.

                -¿te quedan más?

-si, creo que hay unos 10 unidades de cada modelo.

-entonces volveré

-perfecto, si vuelves pregunta por mí, por favor.

-Vale.

-más que nada porque vamos a comisión y últimamente no me están saliendo los números.

 -ah!, entendido.

Manel cogió la bolsa que la chica le ofrecía después de pagar las 3000 pesetas, y cuando ya se estaba alejado ella le dijo,

-me llamo Patricia.

-yo Manel…

Manel estaba algo desconcertado. Estaba ligando con alguien que podía ser su abuela. Tenía que tener cuidado con lo que hacía, no podía cambiar el futuro. Cualquier acción en 1969 iba a repercutir en 2019. Aunque, si lo pensaba bien, el hecho que él llegara al pasado ya había ocurrido, por lo que el futuro no iba a cambiar nada.

Estaba con estos pensamientos, cuando de repente vió los Madelman. Tenían pocos modelos, pero había algunos que él solo había visto en el catálogo. Buscó a Patricia y compró el Mecánico Estación de Servicio y el Hombre Rana. Solo tenía dinero para estos dos, costaban 695 pesetas cada uno.

Con las bolsas colgadas en el brazo salió disparado con la intención de volver a su tienda. Caminó por la calle Portal del Angel. Y justo antes de llegar a la plaza de la catedral se acordó que por ahí había una juguetería que, posiblemente, estaría abierta en esa época. El Palacio De Juguete estaba en la calle dels Arcs, era una juguetería de las de toda la vida. Si en el Corte Ingles Manel había alucinado, en esta estuvo a punto de desmayarse. Nancys, Madelman, scalextric, trenes, peluches, el sueño de cualquier coleccionista. Decidió no preguntar precios y volver otro día con más tiempo, y con mucho más dinero…

Llegó a su tienda y, nuevamente, estaba la señora detrás del mostrador. La ignoró y entró en el túnel.

Pasó toda la mañana haciendo fotos a sus nuevas adquisiciones y poniendo a subasta los coches en la plataforma Ebay y los Madelman en Todocoleccion.

A las pocas horas tenían un montón de seguidores y unas veinte pujas cada uno. Se iban a vender bien e iban a solucionar los problemas económicos de la tienda, los lo menos los de ese mes.

Estuvo toda la tarde navegando por internet, buscando información sobre 1969. Hizo planes para saber las cosas que se podían hacer en ese año. Descartó ir a Los Angeles a ver en directo a The Doors en el Whisky a GoGo, por lo complicado que iba a ser hacer un viaje tan largo. Decidió que cuando consiguiera más dinero tenía que conseguir una documentación para poder instalarse en 1969 como un ciudadano normal. Necesitaba un nombre falso, para poder abrir cuantas en el banco sin despertar sospechas. Tenía que comprar el local para que nunca la Caixa pudiera quitárselo a los antiguos propietarios. Iba a ser difícil negociar con la anciana de la mercería, sobre todo si sospechaba que él entraba y salía del fondo de su tienda. Había demasiados cabos sueltos, demasiadas cosas en las que pensar antes de actuar.

Al día siguiente compró más billetes de 1000 pesetas, pero no pudo pasar por el túnel. No paro de entrar gente en la tienda atraídos por los Madelmans y los Dinky que había colocado en el escaparate. Le empezaron a llegar ofertas, la mayoría irrisorias. Iba a sacar más de 2000 euros por cada pieza, no pensaba en otra cosa.

El sábado a media tarde se vistió lo más elegante que pudo y cruzó el túnel. Una vez en el exterior se dirigió a la parada de taxis más cercana. Se subió en un Citroën DS 19. Su destino Muntaner 505.

El lunes a primera hora, cerró la tienda por dentro y se introdujo en el túnel. Fue directo al bar Nuria a preguntar dónde podía cobrar la quiniela de trece aciertos que tenía. Le dijeron que en cualquier banco podría hacerlo. Entró en una oficina del Banco de Santander en la Via Layetana y cobró las treinta mil pesetas que le habían tocado.

Se fue directo a El Palacio del Juguete. Compró varias Nancy conjunto Presentación, un SEAT 1400C  de Rico de color Verde y un Pegaso Z102 de Rico. Cuando llegó a los Madelman, su sorpresa fue mayúscula. Resulta que tenían unos cuantos Madelman de caja roja de la temporada anterior que no se habían vendido. También tenían 5 Madelman Astronauta de caja azul. Cogió todo lo que había comprado y volvió a su tienda.

  Iba a ganar mucho dinero,  pero su mente no estaba en eso. Esa noche iba a volver. Patricia no se imaginaba que esa noche le iba a cortar la cabeza. Sus nuevos asesinatos iban a ser épicos.